En declaraciones a los medios de comunicación, Aragonès ha detallado que el Govern rechaza la operación por tres motivos, la primera porque la concentración bancaria que comportaría "sería un daño irreparable a la economía catalana y dificultaría el acceso al crédito".En segundo lugar, porque "el riesgo de perder los centros de decisión que ahora están en Catalunya y que irían a otros territorios tendría un impacto también en el acceso de las empresas y las familias catalanas al crédito" y ha recordado que Catalunya está en un proceso de reindustrialización en el que se necesita diversificar las fuentes de financiación.En tercer lugar, prevé "una pérdida de puestos de trabajo en uno de los sectores, que es el sector financiero, que necesitamos fortalecer más que nunca", por lo que ha anunciado que el Govern tendrá un actitud proactiva ante las autoridades de competencia, tanto a nivel de Catalunya como del Estado y de Europa.
