¿Cómo convertir el sentimiento de culpa en algo positivo?

Actualizado: miércoles, 29 marzo 2017 20:07

   MADRID, 15 Oct. (CHANCE) -

Un sábado más te traemos un nuevo artículo de Nano López. El coach para organizaciones y adolescentes nos trae esta semana una nueva reflexión sobre la culpa tras descubrir en el artículo anterior una reflexión sobre quién tiene la culpa cuando hablamos de divorcio. Esa parte a la que muchas veces no queremos enfrentarnos por miedo. Asumir que hemos cometido un error, no significa que tengamos que "pagar" por ello.

Para transformar esa emoción que se ancla en nosotros y enfocarla en algo positivo, debemos de seguir unos pasos indispensables.

- En primer lugar, disponer de folios, libretas o cuadernos, todo lo necesario para escribir a mano y dejar fluir.

- Comenzaremos por sentarnos tranquilamente y le dedicamos unos minutos a la relajación. Buscar un sitio cómodo, dónde desconectar del mundo exterior y centrarnos en esa historia que nos ha causado culpabilidad.

- Empezaremos a escribir "la historia", exponiendo los hechos tal y como sucedieron. Conecta con lo que ocurrió desde tu vivencia. Toma nota de lo que estás sintiendo cuando lo escribes y las emociones de aquel momento en que ocurrió. Trata de ser lo más objetivo posible en todo lo que estás relatando.

- Analizaremos lo escrito, para identificar los puntos que causaron tu desequilibrio y destacar qué juicios -no hechos- sustentan ese momento.

-Examina los valores que te hacen pensar que esos hechos no son correctos y qué causas los han provocado.

- Asume responsabilidades. Busca qué parte de ti y qué necesidades no estaban cubiertas y toma nota de ellas. No olvides que esas necesidades tienen que ser tuyas y no de los demás, ya que tenemos por costumbre, en estos casos, pensar que lo que nosotros sentimos depende del resto. Por ejemplo: en la frase "necesito que mi amigo me escuche", esto no es una necesidad ni una responsabilidad mía ya que el hecho de ser escuchado no depende de mí. Sin embargo, en este ejemplo, podríamos enfocarlo correctamente diciendo "necesito ser escuchado". Aquí no le pasamos la responsabilidad a nadie y no obligamos a que nuestra necesidad se cumpla o no.

-Reflexionaremos qué podemos hacer para, o bien reparar lo dañado, o qué nos haría falta para que nos sintiéramos recompensados. Por ejemplo: pedir perdón. Muchas veces pensamos que nos disculpamos para que la otra persona nos perdone cuando, lo que en el fondo necesitamos, es exponer nuestro arrepentimiento, alcanzar la sensación de paz, independientemente de recibir ese perdón o no.

-Por otro lado, siempre tendremos la ocasión de preguntarle al otro si existe alguna posibilidad de hacer algo para reparar el daño.

- Una vez analizado todo esto, haremos un resumen de lo que más hemos destacado y veremos líneas de actuación teniendo en cuenta lo ocurrido desde el punto de vista de la otra persona. Podemos necesitar pedir algo al otro o preguntar si hay algo que nosotros podamos hacer.

- En el caso de asumir nosotros la responsabilidad de los hechos y querer subsanarlos, lo que debemos de hacer es mostrar nuestro arrepentimiento sin fustigarnos. Siendo coherentes y conscientes de esa parte nuestra que no ha pretendido hacer daño. Aceptar que el pasado no se puede cambiar y tratar de crear un nuevo espacio de confianza.

- Muchas veces lo que necesitamos es pedir perdón pero no sabemos cómo hacerlo para que nos entiendan. Para poder quedarnos en paz con nosotros mismos la mejor manera es asumir que hemos realizado un acto que nosotros consideramos no era justo -tiene que ver con nuestro juicio de lo que ocurrió-. Mostrar las consecuencias que esto ha acarreado y cómo nos hace sentir. Hacer una declaración de intenciones por las que pides perdón y, por último, aceptar que la otra persona pueda o no perdonarnos. Ojo, porque esto no significa que debamos de permitir que la otra persona nos juzgue. Este perdón tiene que ver con nosotros, con nuestro juicio y con lo que necesitamos reparar. No olvidemos que los demás también emiten dictámenes según sus escalas de valores. Esto nos permite evaluar los pensamientos de la otra persona. Debemos saber que, comunicándonos con el corazón, los demás entenderán cómo nos sentimos.