David Millar: "El dopaje es un crimen"

David Millar
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 18 enero 2013 16:54

"La gente quería que fuera campeón del mundo, gané y destruí todo"


MADRID, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -

El ciclista británico David Millar (Garmin) se ha declarado como un firme defensor del dopaje como "delito" y afirmó que se arrepiente de "no haber dicho no" ante la tentación de consumir sustancias dopantes para, entre otras cosas, ser campeón del mundo o lograr triunfos de etapa en el Tour de Francia.

David Millar, primer protagonista de los 'Debates Salud y Dopaje en el Deporte' organizados por la Agencia Estatal Antidopaje (AEA), dijo estar arrepentido "mucho de muchísimas cosas", en alusión a su sanción de dos años por dopaje por la que le arrebataron el jersey arco iris de campeón del mundo en 2003.

"Estoy enfadado conmigo mismo e hice cosas que no debía. ¿Obligado a ganar? Solo tú te pones la presión. Tú quieres ganar, pero hay gente que espera que te pruebes. Admiro a la gente que no se siente influenciada por el entorno, pero la mayoría no podemos vernos ajenos al mismo", comentó.

Cuando era joven, relató Millar, te enamoras de algo porque sientes que destacas en eso. Entonces, el ciclismo era "algo épico" y Miguel Indurain, su héroe. "Quería ser Miguel Indurain, un héroe en el Tour. No quería dinero ni fama, sólo correr el Tour. Eres ingenuo e idealista. Creía en el deporte, porque era diferente del mundo real, que la gente operaba con juego limpio", explicó.

No obstante, todo ese mundo ideal se derrumbó cuando alcanzó el profesionalismo, cuando el suizo Tony Rominger le dijo que 'es imposible ganar sin doparse'. "Me di cuenta de que era un idealista, de que el deporte era un mundo criminal y oscuro. Tony fue el único que me dijo la verdad en 1997: que sólo podía ganar si me dopaba. El mundo romántico que había imaginado se me cayó encima, se volvió oscuro, torcido", recordó.

En este sentido, recordó cuando se subió al podio como campeón del mundo. "Las personas piensan que cuando ganas tienes un sentimiento de alegría y eso es lo que debería ser. Pero la gente me obligaba a ser campeón del mundo. Y gané y lo destruí todo. Un atleta joven no piensa en doparse para ser campeón del mundo. Pero pasas por un entorno, tú eres débil y ellos son como tus padres, y ese entorno a menudo no es sano y hacen dinero contigo. Y al final encuentran forma de manipularte para que hagas trampas", justificó.

Por ello, el corredor del Garmin, que asegura que hoy su equipo es modélico en la lucha contra el dopaje, considera que en el deporte también hay que educar a los directores y a los médicos, "que no tienen que darte inyecciones o drogas sino mantenerte sano".

"Desgraciadamente muchos médicos deportivos no hacen eso. Hay mucho dinero en el deporte y, en ese momento, se infringen las reglas. Todos hemos sido muy ingenuos: el deporte profesional es un negocio y los deportistas son unas figuras muy pequeñas que, a veces, son obligados a doparse para ser profesionales. Y no solo pasa en el ciclismo", indicó.

"HAY QUE SACAR LO MEJOR, NO HAY ATAJOS"

A su juicio, la cultura actual está basada en la fama y el culto a las celebridades. "Como deportistas, tenemos que entender que el objetivo es sacar lo mejor de nosotros naturalmente, no hay atajos. Hay inyecciones que te pueden ayudar, pero terminaras mal. Vemos el éxito y creemos que éste sale de la nada y esto no es verdad. Por cada atleta en el podio o el estadio que ves, hay cientos, miles de personas que no han conseguido llegar hasta ahí", destacó.

No obstante, considera que con la nueva normativa antidopaje, las agencias nacionales antidopaje y la legislación la situación ha mejorado mucho respecto al pasado, en que era el "salvaje Oeste". "Estamos intentando que el deporte global sea justo y eso lleva tiempo. Las agencias están ahí para ser compasivas también cuando te equivocas. Antes era blanco o negro. Fallabas en un test y eras sancionado", lamentó.

La relación entre los deportistas y las agencias antidopaje deben, para él, eliminar las barreras. "La agencia no debe ser la policía, debe ofrecer consejos y una 'línea caliente' para que se pueda decir que 'algo está pasando aquí'. Debe haber una simbiosis, una relación de ayuda. Requiere un cambio cultural y a la gente que se dopa, que son una minoría, hay que sacarles del mundo del deporte", denunció.

Millar dijo que él era "un profesional" rodeado de "gente profesional". "No había nada para detectar las drogas que tomabas. Al principio no encontraban la EPO y mucha gente decía que mientras tenía el 49,9 por ciento de hematocrito no violaba las reglas", desveló.

"ERA LIMPIO HASTA LOS 23 O 24"

El británico confesó que no tardaba mucho en recuperarse del dopaje, que "es algo extraño" y que le producía mucha angustia psicológica. "Estaba muy asustado. No quería hacerme daño. El efecto era más psicológico, que físico. Empecé a beber, a salir por la noche, a ser una persona volátil", recordó.

Así recordó que ilustres tres ciclistas, como muchos triunfos en su palmarés, como el italiano Marco Pantani, el español José María 'El Chava' Jiménez y el belga Frank Vandenbroucke murieron por el "efecto psicológico" de las drogas recreativas. "No fallaron un test y su cabeza se estropeó tanto que acabó destruyéndoles", manifestó.

En 2004, con su sanción por dopaje, pensó que se había acabado todo y que nunca volvería a ser profesional. "Tengo 35 años y he cometido muchos errores y esos errores hacen que ahora sea una mejor persona. Yo era limpio hasta los 23 ó 24 años. Un día gané con el 40 de hematocrito y pensé que podía ganar sin hacer trampas. Y se lo dije a un compañero y me miraba como si fuera tonto. Era parte del trabajo. Tenía que estar cerca del 50. Me hubiera gustado que alguno de los 'grandes' me hubiera dicho que se puede ser limpio", subrayó.

Aún así admitió que acudió a los médicos a doparse. "No les dije que no porque yo fui a ellos. Siempre hay alguien que te dice que conoce a un buen médico y que te pone en contacto con él. Te dan un parche de testosterona que dicen que te va a funcionar y, sin darte cuenta, te estás dopando", explicó.

Asimismo, desmitificó la figura de los ciclistas, que no son esos héroes de hierro ni gladiadores romanos sino seres muchos de ellos "inseguros". "Me arrepiento de no haber dicho 'No'. Necesitamos impedir que se manipule a esa gente sensible. Tengo un hijo de 16 años y antes no le hubiera dicho que fuera ciclista. Ahora sí", aseguró.

Dijo que su familia sabía que se dopaba, pero que era un tema del que no hablaban y que no le preguntaban porque no querían que les mintiera. "Mi familia me vio convertirme en campeón del mundo y me vio convertirme en un ser depresivo. Me rompe el corazón haberle hecho pasar por eso. No imagino haberlo hecho con mi hijo", declaró.

A menudo se olvida, según él, de que existe un código moral y se tienen que seguir las reglas. "Y si no, estás haciendo trampas. El dopaje es un crimen. La única forma de pararlo ha sido la intervención de la policía. Yo soy un gran defensor de convertirlo en un delito y eso es lo que cambiará el deporte global. ¿Qué voy a hacer en el futuro? No sé, trabajaré en antidopaje siempre y en ciclismo. Pero no sé, no soy tan organizado", concluyó.