EDIZIONES, 23 oct.
La CIA, como muchas empresas, se toma muy en serio que la vocación de sus empleados sea lo que les mueva a acudir cada día a su puesto de trabajo. Y eso incluye a los perros que entran en el programa de entrenamiento K9 de detección de bombas.
Lulu, una preciosa labrador negro de 18 meses entró en ese programa, pero al poco tiempo la CIA tuvo que tomar la difícil decisión de despedirla. ¿La razón? Lulu no había nacido para ser perro de detección de explosivos. Así de simple.
"Lulu comenzó a mostrar signos de que no estaba interesada en detectar olores de explosivos", escribió la CIA en una serie de tuits informativos. "A veces los cachorros se aburren y necesitan más tiempo de juego, a veces necesitan un pequeño descanso, o les afecta una condición médica menor, como una alergia a los alimentos. Pero para algunos perros, como Lulu, queda claro que el problema no es temporal. Por ello, este no es el trabajo para el que están destinados".
"Cuando a un cachorro se le retira de nuestro programa K9, el oficial que la controla y su familia tienen la oportunidad de adoptarlos y muchos lo hacen", prosiguió explicando la CIA.
"Este fue también el caso de Lulu. Ella fue adoptada por su compañero y ahora disfruta sus días jugando con sus hijos y olfateando conejos o ardillas en el patio trasero de su casa".
"Extrañaremos a Lulu, pero esta fue la decisión correcta para ella", concluyó la CIA.
