EDIZIONES, 4 Ago.
Un hombre fue a montar en bicicleta en un día soleado y pasó por casualidad por un cementerio de perros. De pronto, mientras rodaba, vio algo extraño sobre una de las pequeñas tumbas caninas, algo con forma de perrito, de color verdoso e inmóvil. Parpadeó varias veces para comprobar que sus ojos no le engañaban. ¿Un fantasma?
La silueta seguía ahí. Decidió sacar su teléfono móvil para grabarlo todo y que, cuando le contara lo sucedido a alguien, no le tomaran por loco. Poco a poco, paso a paso, fue acercándose a esa figura fantasmagórica, inmóvil, perruna. Cada paso que daba más se acercaba a la verdad del ente... Hasta que, por fin, supo con certeza lo que era...
Así es, un par de plantas que, vistas desde cierto ángulo, podían dar la sensación de formar una silueta de un perro. Esa percepción, unida al lugar donde estaban, dio lugar a pensar que podía ser un fantasma. Pero no.
