Actualizado 08/06/2016 15:56

La carta de una madre a un médico que le aconsejó abortar de un bebé con Síndrome de Down

Niña con síndrome de down con su madre Courtney Baker
PARKERMYLES.COM
 

   EDIZIONES, 8 Jun.

Courtney Baker, de The Sanford, Florida se quedó felizmente embarazada de una niña. Cuando fue al ginecólogo se enteró de que su hija nacería con Síndrome de Down. Ante esta situación, el ginecólogo le recomendó abortar. Incluso cuando ella se negó rotundamente, el médico continuó presionándola para hacerlo.

   Finalmente, y obviando las presiones externas, tuvo a su hija, Emersyn Faith. Quince meses después del nacimiento de Emersyn, Courtney escribió una carta dirigida a su médico. Fue junto con su hija al buzón de correos para echarla juntas. Decidió compartir esta misiva con el mundo a través de la página de facebook Parker Myles . La carta dice así:

   “Querido Doctor,

   Un amigo me dijo hace poco que cuando el especialista en ecografías y sonogramas vio a su hijo le dijo:”Es perfecto”. Cuando su hijo nació, lo hizo con Síndorme de Down, por lo que fue a visitar a ese mismo médico. Este miró al pequeño y dijo: “Te lo dije, es perfecto.”

   Su historia me desgarró. Aunque estaba agradecida por la historia de mi amigo, me llenó de dolor no haber tenido a ese médico. Me hubiera gustado que ese fuera usted.

   Vine a usted en el momento más difícil de mi vida. Estaba completamente aterrorizada, ansiosa y deseperada. Aún no sabía la verdad sobre mi bebé, y eso es lo que necesitaba desesperadamente. Pero en lugar de apoyo y aliento, usted sugirió que interrumpiera el embarazo de nuestra hija. Le dije su nombre, y usted nos preguntó si entendíamos la baja calidad de vida que tendríamos con un niño con Síndrome de Down. Sugirió que reconsideráramos la decisión de continuar con el embarazo.

   Desde esa primera visita, temíamos todas las que le siguieron. El momento más difícil de mi vida se hizo casi insoportable, ya que nunca me contó usted la verdad. Mi hija era perfecta.

   No estoy enfadada. No estoy amargada. Estoy muy triste. Estoy triste porque esos pequeños corazones palpitantes que ve todos los días no le llenen de una admiración perpetua. Estoy triste porque los intrincados detalles y el milagro de esos dulces dedos de manos y pies, pulmones ojos y oídos no le hayan hecho reflexionar. Estoy triste porque dijera que un niño con Síndrome de Down disminuiría nuestra calidad de vida. Y se me rompe el corazón con la posibilidad de que se lo diga, hoy en día, a otra madre. Pero sobre todo estoy triste porque nunca hubiera tenido el privilegio de conocer a mi hija, Emersyn.

Niña síndrome de down

   Porque, como ve, Emersyn no sólo ha aumentado nuestra calidad de vida, sino que ha tocado los corazones de miles de personas. Ella nos ha dado un propósito y una alegría que es imposible expresar. Ella nos ha dado sonrisas más grandes, más risas y los besos más dulces que jamás hayamos conocido. Ella nos abrió los ojos a la verdadera belleza y al amor puro.

   Así que rezo para que ninguna otra madre pase por lo que yo pasé. Mi oración también es para que usted vea la verdadera belleza y el amor puro en cada ecografía que haga.

   Y mi oración es para que cuando vea al próximo niño con Síndrome de Down aún escondido en el vientre de su madre, mire a esa madre y le diga la verdad: “Su hijo es perfecto.”