Actualizado 07/02/2017 12:46

"Un pequeño sacrificio": La niñera que salvó la vida a una niña donando parte de su hígado

Miles y Talia
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EDIZIONES, 07 Feb.

Tres semanas antes, Kiersten Milles era una joven estudiante de 22 años que acababa de encontrar un trabajo como niñera. Menos de un mes después, se convirtió en el "Ángel de la Guarda" de la familia Rosko, una familia que le estará eternamente agradecida por el gesto que la joven tuvo con su pequeña Talia.

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A los 16 meses de edad, la vida de Talia Rosko pendía de un hilo. Al poco tiempo de nacer fue diagnosticada con atresia de vías biliares, una enfermedad rara del hígado potencialmente mortal por la cual la bilis del hígado se acumula provocando daños irremediables. El diagnóstico médico era desolador: Talia no llegaría a vivir más allá de los dos años. La única esperanza para la pequeña era encontrar un donante de hígado compatible de manera urgente.

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George y Farra Rosko, de Jackson, Nueva Jersey, contrataron a Kiersten Miles en el verano de 2016 para hacerse cargo de Talia, así como de sus dos hermanos mayores. A las pocas semanas de conocer la delicada situación de la pequeña, Miles se puso a investigar por su cuenta la manera en poder ayudarla. Pronto se dio cuenta de que podía ser una candidata perfecta para el trasplante pues sabía que su tipo de sangre era O, compatible con todos los tipos de sangre que hay.

"Siendo un bebé que ni siquiera podía pedir ayuda, nunca lo vi como un gran sacrifico. Y menos aún pensando que este gesto podía salvarle la vida", explicaba la joven en una entrevista a Washigton Post.

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Una vez se documentó bien y lo habló con sus padres, Kiersten comunicó a los padres de Talia su decisión. "Esto es una cosa seria", le dijo Farra. "¿Estás segura? Esto no es como una donación de sangre", continuó. "Yo estaba realmente sorprendida", dijo la mujer a Huffington Post. "No sabía que fuera tan generosa - he llegado a descubrir que realmente lo es. Ella es un ángel en la Tierra; Sé que suena tonto, pero realmente lo es".

El pasado 11 de enero Kiersten Miles se sometía a una extracción de parte de su hígado en el Hospital Universitario de Pensilvania. Mientras, Talia esperaba su trasplante en el Hospital Infantil de Filadelfia.

Después de la operación, Talia se despertó y lo primero que dijo fue. "mamá". "Fue como un milagro", dijo Farra Rosko. En Pensilvania, Kiersten también se recuperaba favorablemente de su intervención.

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El reencuentro entre la joven y la pequeña se produjo un par de días después y cuando al fin pudo verla, dijo: "Simplemente me recordó por qué hice todo esto".

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Gracias al tremendo regalo de Kiersten, la pequeña Talia podrá disminuir la cantidad de medicación en el próximo año, pero es muy probable que tenga que seguir con ella el resto de su ida para prevenir el rechazo del órgano en su cuerpo.

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