Actualizado 12/02/2018 12:09

Superación absoluta: Gana una medalla de bronce once meses después de estar al borde de la muerte

Mark McMorris
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EDIZIONES, 12 feb.

Era marzo del 2017 cuando la vida Marck McMorris pendía de un hilo en la camilla de un hospital tras haber sufrido un aparatoso accidente haciendo snowboarding. El deportista no acertó un salto y terminó empotrado contra un árbol cerca de Whistler, en la Columbia Británica.

Once meses han pasado del alarmante mensaje que dejó en Instagram informando sobre la gravedad de su situación:

"Aparentemente muchas cosas pueden cambiar en una semana, así que hoy estoy muy agradecido de estar vivo. Fue en un abrir y cerrar de ojos y no sé cómo puedo agradecer lo suficiente a todo el mundo por rezar y mandarme buenas y sanadoras vibraciones...Hace un par de semanas me di un golpe contra un árbol fuera de pista y para ser sincero estaba bastante seguro de que iba a morir".

McMorris ingresó en el hospital con fractura del brazo izquierdo, de la pelvis y la mandíbula, ruptura del bazo y colapso en el pulmón izquierdo. Pero este sábado, el canadiense, de 24 años, se subió al podio olímpico para recibir una merecida medalla de bronce en el slopestyle de snowboard masculino.

El deportista dio un espectáculo impresionante durante la competición en la que prácticamente lideró al grupo hasta la tercera y última carrera en la que Red Gerard, del equipo de Estados Unidos, logró una sorprendente victoria apoderándose del oro.

Marck MCMorris reconoció que cualquier tipo de medalla era una especie de victoria para él, considerando dónde había estado en estos últimos años. "Es realmente genial poder hacer snowboard de nuevo. Me rompí el fémur y tuve que tomarme un descanso de 6/7 meses; después tuve el accidente el año pasado y tuve que tomar otros tantos meses de descanso", dijo. Según el canadiense, todos esos meses de descanso y recuperación tienen un costo. Mientras él se recupera, otros 'riders' mejoran sus habilidades y sus trucos.

El espíritu de superación y el arduo trabajo de este deportista hicieron posible su regreso a la competición. Y no solo eso, tanto su esfuerzo, como el de su compañero de equipo, Max Parrot, dieron al equipo de Canadá sus primeras medallas de los juegos de PyeongChang.