Actualizado 08/03/2012 16:10

Cáritas pide protección para las más de 104 millones de mujeres emigrantes

Inmigrante Residente En Murcia En Un Taller Formativo
Foto: FADE

MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Cáritas Internacional denuncia en un informe que más de 104 millones de mujeres de todo el mundo han abandonado sus hogares en busca de un futuro mejor y, "con demasiada frecuencia, durante el viaje o a su llegada al país destino se ven engañadas, maltratadas, violadas o discriminadas", por lo que reclama a los gobiernos que ofrezcan protección a las migrantes.

   El informe, titulado 'El rostro femenino de la migración. Incidencia y mejores prácticas para las mujeres que emigran y las familias que se quedan atrás', recoge las conclusiones de la conferencia organizada por Cáritas Internationalis en Senegal para analizar la situación de estas mujeres.

   Según explica, suponen el 48,3 por ciento de la población migrante mundial, una cifra que se ha mantenido constante desde los años 60, cuando suponían el 47%. No obstante, las mujeres representan más de la mitad de los migrantes internacionales en las áreas más desarrolladas (51,5%), mientras que su presencia baja en las que están un poco menos avanzadas (45,3%) y en las que tienen el desarrollo más bajo (47,4%).

   Aunque las cifras se mantienen más o menos estables, el informe incide en que "cada vez un mayor número de mujeres emigran solas sin depender de los hombres", por lo que sus problemas, necesidades y expectativas "han cambiado considerablemente en la última década" y los gobiernos tienen que atender a esta nueva dimensión.

   "La migración masculina y femenina difieren en que hombres y

mujeres no sólo se enfrentan a diferentes oportunidades, sino

diferentes riesgos y desafíos, como son la vulnerabilidad a la

discriminación, la explotación sexual, la violencia contra la mujer y

riesgos específicos para su salud", explica el informe.

   En este sentido, la responsable de Incidencia de Caritas Internationalis, Martina Liebsch, afirma que "con frecuencia, los malos tratos de las mujeres migrantes resultan invisibles" ya que se producen en domicilios privados donde "reciben palizas, no les pagan y tienen jornadas de trabajo demasiado largas".

   "Suceden también en los burdeles, en los que los tratantes de personas las venden, obligándolas a la prostitución. Tienen lugar en las granjas, en las que las mujeres están vinculadas por contratos de trabajo que son semejantes a la esclavitud. También se encuentran en zonas urbanas, mujeres maltratadas, mal pagadas y víctimas de abusos sexuales. Y sucede durante el viaje de emigración, cuando los traficantes aprovechan de la vulnerabilidad femenina", denuncia Liebsch.

   En cuanto a las familias, el trabajo de Cáritas pone el foco en los 'huérfanos de la movilidad', los niños que dejan atrás las mujeres migrantes, y denuncia que se trata de una nueva generación "privada de cuidados formativos durante el período que más lo necesitan, en términos de crecimiento psicosocial". Para ellos, la migración de la madre "supone una amenaza al desarrollo de la personalidad".

   "Los huérfanos de la movilidad son más vulnerables a problemas de salud, discriminación en la escuela, incapacidad de establecer relaciones sociales, bajos resultados académicos o tener que dejar la escuela --las remesas provocan falta de motivación para estudiar--, vulnerabilidad a embarazos de adolescentes o adicciones y abuso o explotación física y sexual", afirma el informe.

   Si además, tienen alguna discapacidad, "se ven más afectados por ser abandonados" y, en el caso de ser niñas, "se vuelven vulnerables, ya que algunas pueden terminar dejando la escuela para asumir las tareas del hogar e incluso sufrir abusos sexuales de sus padres, para que asuman las 'responsabilidades del matrimonio'".

LOS ABUELOS NO PUEDEN SUSTITUIR A LOS PADRES

   La situación para el resto de la familia que queda en el país de origen también es complicada, ya que, conforme señala Cáritas, el arreglo para el cuidado de los hijos a menudo supone que los abuelos sustituyan a los padres. "Estos abuelos generalmente tienen necesidades propias que permanecen insatisfechas al irse sus hijos y, además, no suelen estar bien preparados para apoyar el aprendizaje de los niños".

   Mientras, las mujeres que han emigrado para mantener a sus niños, arrastran un "gran peso emocional y psicológico", sus relaciones personales se ven profundamente afectadas y sus matrimonios están en peligro, ya que "la pobreza y las restricciones legales" les impiden criar a sus propios hijos, mientras tienen que ganarse la vida cuidando de los ajenos. Sólo en España, el 50% de la cuota anual de inmigrantes es asignada a trabajadores domésticos.

   "Hay que cambiar urgentemente nuestra manera de pensar sobre la emigración de las mujeres, porque los sistemas existentes están fracasando, al no proteger a las mujeres que emigran", añade Liebsch, para incidir en que además, se necesitan "políticas que permitan a las familias seguir unidas o, al menos, que ofrezcan protección social a los niños que se quedan atrás".

   Cáritas sostiene que los países deben adoptar medidas para dar condiciones de seguridad a estas mujeres, como asesoramiento previo a la emigración, registros de refugiados o inspecciones de lugares de trabajo y, en definitiva, revisar sus políticas de migraciones para evaluar el impacto que tienen sobre las migrantes y sus familias.

   Con todo, la organización recuerda que ellas tienen también mucho que ofrecer a sus propios países y en los que trabajan. "Las mujeres migrantes no son víctimas por su propia naturaleza, sino a causa de sistemas injustos, prejuicios y malos tratos. Ha llegado el momento de evaluar su aportación a la sociedad, haciendo políticas de migración que las defiendan y protejan", ha añadido Liebsch.