Actualizado 13/03/2009 14:09

El museo más ecológico del mundo, en San Francisco (EEUU), alcanza en cinco meses un millón de visitantes

Tejado viviente de la Academia
Tim Griffith/EP

La Academia de la Ciencia de California reúne un museo de Historia natural, acuario, planetario y el trópico bajo un mismo "techo vivo"


SAN FRANCISCO, 13 Mar. (De la enviada especial de Europa Press Eva González) -

El museo 'más verde' del mundo, la nueva Academia de las Ciencias de California ubicada en San Francisco (Estados Unidos), sobrepasó esta semana el millón de visitantes, una cifra récord para la Institución que, aunque fundada en 1853, reabrió sus puertas el pasado 27 de septiembre, después de 10 años de obras, tras la destrucción de sus instalaciones a causa del terremoto de 1989, y de una inversión de 500 millones de dólares.

En concreto, hasta ayer el museo alcanzó 1.037.118 visitantes y su director, Gregory Farrington, y 100 miembros del equipo recibieron el pasado 3 de marzo a Jared Miller, de ocho años de edad y a su abuelo, Ed Miller, quienes fueron agasajados con un paquete con regalos naturales por ser los asistentes 1 millón. Con ellos, la Academia cumplió con su objetivo de visitas dos meses antes de lo previsto. "El nivel de interés y apoyo de la comunidad local y de los turistas ha sido inspiradora", subrayó Farrington.

La instalación, diseñada por el arquitecto italiano Renzo Piano, integra los doce edificios que se habían ido levantando en los últimos 80 años. Así, es el único en el mundo que alberga un acuario, un planetario, un museo de historia natural, una área de investigación y programas educativos bajo un mismo techo de vegetación viva y de aproximadamente una hectárea de extensión.

Según el director de la Academia el objetivo era crear "algo nuevo" que no solo sirviera para grandes exposiciones sino que por sí mismo "inspire al visitante a conservar los recursos naturales y ayudar a la sostenibilidad de la diversidad de la vida en la Tierra". Como resultado, el proyecto recibió la máxima certificación de sostenibilidad posible, la categoría platino del Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), el organismo estadounidense que califica el nivel de ahorro energético y diseño medioambiental de infraestructuras.

Una vez dentro, la experiencia de visitar el museo empieza por el tejado formado por siete cúpulas que se confunden con las colinas de San Francisco desde el parque del Golden Gate. En ellas viven 1,7 millones de plantas de 9 especies nativas del estado de California y otras 50 especies experimentales, que sirven de hábitat a distintos tipos de pájaros, mariposas o larvas. También recoge el 98 por ciento del agua de lluvia, evitando así al ecosistema 13,7 millones de litros de agua con contaminantes.

Asimismo, el tejado viviente está rodeado por 60.000 placas fotovoltaicas que generan entre el 5 y el 10 por ciento de la energía que necesita el edificio, casi 213.000 kw al año, y que evitan la emisión de 183,7 toneladas de gases de efecto invernadero. Las colinas tienen también varios lucernarios por los que se cuela al interior ventilación natural y luz, lo que permite escaparse de los sistemas de aire acondicionado. Pero además, la luz se dirige estratégicamente hasta el arrecife de coral de Filipinas y el ecosistema de bosque tropical de Borneo, Madagascar, Costa Rica y el Amazonas.

LUZ NATURAL EN EL 90% DEL ESPACIO Y AHORRO DEL 35% DE ENERGÍA

A diferencia de la mayoría de museos, en la Academia de la Ciencia de California, el 90 por ciento de los espacios cuenta con luz natural, ahorrando energía y generando al visitante una sensación de apertura y de integración con el parque exterior, visible desde casi cualquier sala. Todo en el museo está pensado para alcanzar el mayor grado de autosostenibilidad, de forma que el consumo energético total es un 35 por ciento menos de lo estimado como necesario para un edificio de ese tamaño.

Por otro lado, el suelo radiante, con conductos de frío y calor, reduce la necesidad energética entre un 5 y un 10 por ciento y los sistemas de humidificación por osmosis para mantener el nivel de humedad en las salas reduce la energía necesaria para este fin en un 95 por ciento.

La instalación es también un ejemplo de sostenibilidad en lo que a eficiencia en el uso del agua se refiere, ya que recupera de la ciudad de San Francisco el agua desechada, que se utiliza para los inodoros, ahorrando un 90 por ciento de agua para cisternas, que además tienen un sistema por el que cada vaciado necesita un 78 por ciento menos de agua al lanzarla con una mayor presión.

En su construcción se aprovechó el 90 por ciento de los materiales de la demolición de la antigua academia, no solo en el nuevo edificio, sino que también en la construcción de una autopista en otra ciudad, lo que le ahorró a la atmósfera 5.375 toneladas de emisiones de CO2. También el 100 por cien del acero de la nueva estructura es reciclado de los edificios destruidos por el terremoto y como aislante entre las paredes hay algodón de pantalones vaqueros reciclados, al tiempo que los bancos y otros materiales de madera del museo proceden en su mayoría de árboles talados en el mismo parque que conduce al Golden Gate Bridge.

"La ciencia tiene hoy mayor influencia y relevancia en nuestra vida diaria que nunca antes, y los museos de historia natural pueden y deben tratar de liderar los retos del siglo XXI", insiste el doctor Farrington, al tiempo que el creador del proyecto, el arquitecto Renzo Piano, subrayó que su objetivo era crear "transparencia" y conexión entre el interior del edificio y el parque porque normalmente los museos eran "opacos, cerrados, como un reino de oscuridad en el que el visitante quedaba atrapado".

UN COCODRILO ALBINO, TORTUGAS DE DARWIN Y LEONES AFRICANOS

Bajo el mismo techo se encuentran 20 millones de especimenes, según explicó a Europa Press la responsable de comunicación, Stephanie Stone. Desde un esqueleto de Tiranosaurio y otro de una ballena azul colgados sobre el área dedicada a la reflexión sobre el cambio climático y las formas de mitigarlo, pasando por varios cocodrilos, uno de ellos albino, en el ecosistema de lagunas húmedas, a los tiburones y rayas del arrecife de coral de Filipinas, o los leones de la sabana africana y los pingüinos de Sudáfrica.

A ambos lados de la gran plaza de cristal sobre la que pasa toda la luz y ventilación del techo viviente se encuentran por un lado el arrecife de coral --bajo el planetario y el área del museo dedicada a la evolución en Madagascar y Galápagos que se enmarcan dentro de los actos del segundo centenario de Charles Darwin--, y por al otro lado, sobre un acuario con la fauna marina de la costa de California, una esfera que contiene la fauna y flora de la selva tropical desde el río Amazonas, a Costa Rica, Borneo y Madagascar.

En todo caso, la Academia no solo es un centro de exposición sino que en él trabajan 100 científicos en Antropología, Biología Acuática, Botánica, Entomología, Invertebrados, Geología, Reptiles y Anfibios, Ornitología, Mamíferos y Genoma, entre los que destacan investigaciones sobre el cambio climático. Igualmente, la motivación ecológica de toda la plantilla del Museo, hace que se incentive económicamente a los empleados que utilicen el transporte público o que conduzcan coches híbridos, que pueden recargar mientras trabajan.

La nueva Academia es uno de los 10 proyectos pilotos verdes del departamento de Medio Ambiente de la ciudad de San Francisco, dentro del objetivo del estado de California de convertirse en un estado con los máximos criterios sostenibles en 2012. Entre las medidas ya implantadas, además de la separación de residuos, por ejemplo todos los hoteles utilizan productos de limpieza ecológicos, jabones y champús naturales, y cuentan con sistemas de ahorro de agua y energía.