Actualizado 31/07/2017 10:01

"¿Cómo prevenir el maltrato? Radiografía de un maltrador y fases de la violencia machista"

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EUROPA PRESS

   El maltrato machista es un tema gravísimo que sufre nuestra sociedad y va en aumento. Si en 2016 se registraron 44 fallecidas a causa del maltrato de sus parejas, los acontecimientos ocurridos en 2017 no son datos positivos, ya que este primer periodo del nuevo año, está siendo el peor de la última década. La sociedad se está movilizando para intentar paliar esta lacra que afecta a millones de mujeres en España.

   Desde el Centro de Terapia Breve de Arezzo y en un programa de investigación e intervención, se ha trabajado sobre un grupo de mujeres que están viviendo o han vivido relaciones de maltrato. Esto ha hecho posible delinear una dinámica de desarrollo de las relaciones, analizándolas desde el principio, que se han subdividido por comodidad descriptiva y de identificación preventiva en las siguientes fases:

   Las fases principales de este modelo son:

   1. La caza

   2. El cortejo

   3. La fase del encantamiento (o enamoramiento)

   4. La rotura del encanto (sufrimiento).

   En ese tiempo se generan una serie de equilibrios y desequilibrios entre maltratador y la víctima que involucionan en las siguientes reacciones y fases finales y antes de un posible fatal desenlace:

   1. Rebelión.

   2. Sumisión.

   3. Trinchera.

   El desarrollo y la duración de estas fases estará determinado por diversos factores. Desde la terapia breve estratégica las soluciones intentadas de los dos protagonistas son la parte más importante de la intervención y solución. Se trata de los intentos de ambos para gestionar el malestar y las modalidades recíprocas para gestionar su relación, las cuales empeoran el problema y en algunos casos, hacen que acabe en muerte.

   LA FASE DE CAZA es llamada así para subrayar el aspecto depredador del maltratador cuyo proceso inicia la necesidad de conquistar a su víctima para finalizar con la agresión a ésta. Cada maltratador desarrolla un estilo particular, en sintonía con la propia estructura de su personalidad, de ahí la dificultad de identificar un patrón común y la dificultad de prevenir e intervenir desde esta fase que solo nos servirá de soporte para fortalecer dudas cuando en etapas posteriores surjan sospechas de perfil de un presunto maltratador.

   Estas personas se ven empujadas por la necesidad de la conquista inicialmente de un territorio físico (que a menudo lo constituye la casa) y luego relacional (la pareja y/o los hijos) sobre los que ejercer el propio control base del problema. El maltrato es algo que se inicia progresivamente y más o menos velozmente, dependiendo del sistema control y pérdida de control que se active en la relación.

   En esta fase, el futuro maltratador desea realizar sus sueños de una pareja y una familia feliz. El maltrato es algo que se aparece después, identificado el momento del cambio comportamental, cuando se entra en la fase de la rotura del encanto y que tenemos identificado cómo y por qué.

   LA FASE DE CAZA corresponde a la fase más social del maltratador. Aquella en la que está obligado a frecuentar lugares (su territorio de caza) para identificar a la víctima. En esta fase tenemos analizados tres tipos diferentes de perfiles:

   - El narcisista: hombres socialmente muy hábiles. Para ellos moverse por su territorio es algo espontáneo, natural, placentero.

   - El obsesivo: moverse entre la gente puede ser fatigoso y en estos casos es muy común que se recurra a Internet que les permite realizar una preselección controlada y compulsiva de las potenciales candidatas. Con este medio también es posible mantener diversas relaciones contemporáneamente y elegir de entre ellas sólo a las mujeres que mejor se correspondan a sus propios deseos y sobre la que tienen controlado todo. Permite también presentarse modificando algunos aspectos de su Yo, engañando, impostando y convirtiéndose en mejores, aspecto no indiferente para quien posee escasas habilidades sociales.

   - El paranoico: también suele buscar a su víctima a través de Internet con la idea ilusoria de encontrar a la perfecta mujer con un intento de control de los comentarios de ella y los comentarios de fuera.

   Una vez identificada una potencial víctima, se entra en la segunda fase, que se corresponde con algo que todos conocemos bien: el cortejo, a la seducción.

   FASE DEL CORTEJO: Todo maltratador se caracteriza por un estilo de cortejo particular, determinado además de por su habilidad como seductor por su estructura de personalidad. Es experiencia común de todas las mujeres afectadas afirmar que al inicio de la relación su compañero era extremadamente fascinante. De hecho, es en ese momento cuando el maltratador juega sus mejores cartas, las necesarias para convencer de que él es la persona adecuada.

   Es en esta fase cuando el maltratador sugestiona a la víctima con su promesa y la ilusión de que entre ambos puede haber un intercambio afectivo. Su comportamiento y su comunicación se orientan a la finalidad de crear en la mente de la víctima elegida la ilusión de un escenario amoroso que sea compatible con los deseos de la víctima. Él encarna la expectativa. Una vez capturada emotivamente la víctima, el maltratador tenderá a reducir la vida social, recluyéndose en casa o frecuentando sólo un grupo estrecho o seleccionado de personas.

   FASE DE ENCANTO: Si la fase cortejo ha llevado a buen fin para el maltratador, aparece rápido la fase del enamoramiento o del encanto. Es la fase en la que todos son aparentemente felices. Características y capacidad del maltratador en esta fase es hacer que algo normal se convierta en increíble, de convertir lo imposible en posible, conquistando así la confianza de la víctima elegida, hasta el punto de hacerla fiarse completamente. Esta confianza conquistada por el maltratador representa, por ello mismo, la defensa principal de cada crítica y de cada ataque proveniente del exterior de la pareja.

   Por un tiempo indeterminado, gracias a la confianza concedida, la mujer verá la realidad con lentes deformantes, gracias a las cuales la pareja gozará de un aura de protección. Es en este momento donde familiares y amigos detectan y sospechan que algo está ocurriendo y donde debemos identificar si la relación ha pasado por alguna de las fases anteriormente descritas. Si se confirman características de las anteriores fases, podemos encontrarnos con mucha probabilidad ante un futuro caso de violencia de género. La víctima comienza a confundir control de los celos con amor, confunde la falta de emociones (ausencia de afectividad) con fuerza de carácter, confunde el desinterés con libertad a ella concedida.

   En esta etapa aparecen los verdaderos y propios autoengaños y son la causa principal de la imposibilidad de la víctima de darse cuenta de la situación que está viviendo, solo los de fuera lo ven e identifican.

   LA ROTURA DEL ENCANTO es una fase que puede variar mucho en el tiempo, según los casos. A menudo se coloca temporalmente tras el matrimonio o tras algunos meses de convivencia. En este punto el maltrato se revela en su forma más evidente. De hecho, más o menos rápidamente, el maltratador se da cuenta de que la víctima no quiere, no puede, es incapaz o rechaza satisfacer todas sus expectativas egocéntricas lo que le hacen perder continuamente el control.

   En el caso del narcisista se puede quejar de tener junto a si a una persona que no tiene intención de confirmarlo, reforzando alagarlo continuamente, o bien se da cuenta de que ella no puede admirarlo y aprobarlo siempre.

   En el caso del maltratador obsesivo puede percibir el deseo de autonomía de tomas de decisiones diferentes a las suyas de ella como intento de rebelión.

   Un paranoico puede interpretar las atenciones de un colega de trabajo como una traición de ella, conversaciones con amigas como comentarios en contra de él o a los amigos como el intento por parte de otro de arrebatarle su pareja.

   Por el psicólogo Jorge López Pérez Vallejo.

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