ACH alerta de la grave situación en Marawi un año después de la batalla contra Estado Islámico

Una mujer y su hija desplazadas por el asedio de Marawi
ACH/LYS ARANGO
Actualizado: martes, 22 mayo 2018 13:42

Asegura que la ciudad continúa sin suministro de agua y que 237.000 personas siguen sin poder volver a sus casas

MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -

Acción contra el Hambre (ACH) ha alertado este martes sobre la grave situación que vive Marawi, la ciudad filipina en la que hace un año comenzó una batalla contra un grupo afín a Estado Islámico que derivó en un asedio de cinco meses y que acabó con la vida de unas 1.100 personas.

En rueda de prensa en la sede de la ONG en Madrid, la responsable geográfica de ACH para Filipinas, Benedetta Lettera, ha explicado que "el 95 por ciento de las estructuras" de suministro de agua en Marawi continúan "destruidas", al igual que sucede con la mayoría de las escuelas y colegios, y ha señalado que la mayoría de los residentes no han podido regresar a su casa porque las viviendas siguen estando destrozadas y no hay infraestructuras básicas.

"El regreso es particularmente difícil. Es muy difícil volver porque ya no hay nada", ha afirmado Lettera, antes de señalar que en Marawi sigue sin haber "actividad productiva", por lo que es muy complicado que los residentes retornen porque sus casas no han sido reconstruidas y tampoco tiene de qué vivir.

La batalla contra el grupo Maute, vinculado a Estado Islámico, comenzó el 23 de mayo de 2017 como una redada policial para detener a uno de sus líderes y terminó complicándose por la resistencia de los milicianos, hasta pasar a convertirse en un asedio de las Fuerzas Armadas filipinas contra el grupo terrorista, con imposición de la ley marcial y con bombardeos aéreos y terrestres para acabar con los milicianos.

El asedio terminó en octubre de 2017 y entonces Acción contra el Hambre desplegó a sus primeros equipos en Marawi para evaluar las carencias y ayudar a la población civil a cubrir las necesidades básicas.

HAY MUCHOS ARTEFACTOS EXPLOSIVOS EN LA CIUDAD

Lettera ha señalado que, un año después, la llamada "zona cero" de Marawi sigue "completamente destruida", por lo que allí "no se puede vivir" y además la zona no ha sido desminada. "Hay muchos artefactos que no han explotado todavía", ha advertido.

"Hay una parte de la población que ha regresado y la mayoría que sigue todavía desplazada", ha indicado, para después relatar que la región en la que se encuadra Marawi, Lanao Sur, sufrió una fuerte tormenta tropical en diciembre de 2017, que empeoró aún más la situación y se sumó a las consecuencias derivadas de la destrucción causada por el asedio y la falta de infraestructuras de saneamiento de agua y de higiene.

En los primeros meses en Marawi, ACH se centró en suministrar alimentos frescos, kits nutricionales, utensilios de cocina, kits de higiene y otros productos de primera necesidad, además de prestar ayuda psicosocial a las víctimas del conflicto y dar ayuda a los niños con problemas de desnutrición y a las mujeres embarazadas y lactantes.

Lettera ha explicado que uno de los mayores problemas detectados en la región es la falta de atención psicosocial para las personas que han sufrido el asedio de Marawi y ha subrayado la importancia de ayudar a estas víctimas a medio y largo plazo para que se puedan recuperar.

Javad Amoozegar, que era director de ACH en Filipinas en 2017, ha explicado que la batalla y el asedio contra el grupo Maute en Marawi acabaron con la vida de unas "1.100 personas" y provocaron el desaplazamiento de "más de 350.000".

LA MAYORÍA DE DESPLAZADOS SIGUEN EN CASAS DE FAMILIARES

Un año después, unas 237.000 personas siguen sin poder volver a sus hogares y permanecen en refugios, centros temporales o acogidos en otros municipios en casas de familiares. Amoozegar ha explicado que la ciudad de Marawi sigue "bajo mandato militar" y que el retorno está siendo muy complicado por la falta de perspectivas de mejora y desarrollo para los civiles.

En este sentido, ha señalado que hay "problemas" para el regreso de la población por temas relacionados con los derechos sobre la tierra y los títulos de propiedad. Preguntado por la amenaza de los grupos terroristas en la zona, Amoozegar ha dicho que en la región hay grupos terroristas como Maute y Abú Sayaf, que no operan juntos pero que "respetan" sus zonas geográficas y que en determinados momentos pueden llegar a "aliarse" frente a las fuerzas gubernamentales filipinas. También ha afirmado que en Marawi hay presencia de "milicianos extranjeros" de países del Sureste Asiático.

Lettera ha dicho que la situación de seguridad en la región sigue siendo "extremadamente peligrosa" y ha hecho hincapié en la importancia de ayudar y apoyar a "medio y largo plazo" a los jóvenes que viven allí en condiciones de pobreza para evitar que caigan en la "radicalización" y sean reclutados por grupos terroristas que les ofrecen como milicianos sueldos que equivalen a "unos 400 euros".

En este contexto, Amooezegar ha subrayado que la paz no llega solo con la firma de un acuerdo de paz sino cuando está acompañada por "medios de vida". "Se necesitan medios de vida y una esperanza de futuro, por eso hay que invertir en esta isla para el futuro", ha explicado, antes de advertir de que los jóvenes en la región están en muchos casos "desesperados" por la falta de perspectivas y de desarrollo.

Amoozegar ha contado que los cristianos de Marawi, que representaban cerca del 5 por ciento de la población antes del asedio, "ya no quieren volver a la ciudad". En esta misma línea, ha explicado que un reciente estudio elaborado por la ONU desveló que en noviembre de 2017 el 80 por ciento de los residentes querían volver a sus casas y que en marzo cambiaron de opinión y el 60 por ciento declararon que ya no quieren regresar tras haber visto cómo está la urbe y la falta de perspectivas.

Los dos responsables de ACH han mostrado imágenes de la situación actual de la 'zona cero' en Marawi, en las que se puede apreciar la completa destrucción del casco urbano, con edificios que apenas se mantienen en pie y zonas completamente reducidas a escombros. En algunos de los inmuebles se ven pintadas las banderas de grupo Maute y Estado Islámico.

Un año después del inicio de la batalla de Marawi, en la región solo están impartiendo clases 22 de las 69 escuelas y colegios y la mayoría de los desplazados por el conflicto siguen en refugios temporales y en casas de familiares porque no ven factible volver a sus casas por la destrucción y la ausencia de servicios e infraestructuras.

Por todo ello, Amoozegar ha defendido que se adopte un enfoque "más realista" en la cuestión del retorno de los desplazados, alentando el regreso "voluntario" pero también apoyando y ayudando a las familias que han acogido en sus casas a los huidos de Marawi y que siguen dándoles cobijo ante la falta de perspectivas.