KUALA LUMPUR, 20 Sep. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
La Organización Internacional para la Migración (OIM) ha alertado de que la última oleada de rohingya que han huido a Bangladesh se encuentra "a merced" de traficantes de personas y ha subrayado la importancia de que los campos de refugiados estén gestionados lo mejor posible para reducir este riesgo.
"La mayoría no tiene dinero, ni comida, ni agua, ni refugio y tampoco hablan el idioma." "Lo que les deja a la merced de cualquiera que les ofrezca ayuda y podrían terminar siendo víctimas de trata de personas", ha explicado el portavoz de la OIM en Asia-Pacífico, Chris Lom, en declaraciones a Thomson Reuters Foundation.
Lom ha asegurado que la OIM ha enviado a un grupo de especialistas en trata de personas al distrito de Cox's Bazar, en la frontera bangladeshí, pero ha advertido de que es necesario que los campos de refugiados funcionen de forma efectiva para que se reduzca el peligro.
"Nosotras --las agencias humanitarias que están trabajando en el terreno-- estamos lejos de conseguir proveer de esta garantía a los refugiados, dado el número y la velocidad a la que llegan al país", ha dicho el portavoz.
Una operación llevada a cabo por las autoridades tailandesas contra las redes de trata en 2015 reveló que los rohingya ya habían sido víctimas de abusos, siendo abandonados en el mar por traficantes, y descubrieron decenas de cuerpos de supuestos inmigrantes en campamentos de la selva en la frontera de Tailandia y de Malasia.
La minoría de fe musulmana ha huido en masa de Birmania desde que el 25 de agosto milicianos de esta comunidad atacaron varios puestos de las fuerzas de seguridad en Birmania y las autoridades del país respondieron con una contraofensiva militar que ha dejado 400 muertos en la zona y unos 422.000 desplazados que han llegado a Bangladesh.
La líder birmana, Aung San Suu Kyi, abordó el martes por primera vez la crisis que asuela el país y condenó los abusos en el estado de Rajine, pero no realizó alusiones a la limpieza étnica que estarían llevando a cabo las fuerzas de seguridad del país, según denunció la ONU, lo que ha provocado una respuesta fría de la comunidad internacional.
