Qué son las máquinas virtuales que se instalan en el ordenador

Máquinas virtuales
PORTALTIC
Actualizado: miércoles, 7 junio 2017 11:35

   MADRID, 7 Jun. (EDIZIONES/Portaltic) -

Es posible que hayas escuchado alguna vez el término 'máquina virtual' y que no tengas mucha idea de lo que significa. Se trata de un concepto informático de lo más común; pese a poder ser todo lo complejo que uno quiere que sea llevado a la práctica, es muy sencillo de entender a nivel básico o de usuario y no está de más que sepas unas pinceladas generales sobre él.

Una máquina virtual (‘virtual machine’, en inglés) es un software o programa que se instala en un ordenador y que actúa como si fuera un dispositivo de verdad. Básicamente, lo que permite es, una vez configurado, instalar un sistema operativo adicional que actúe de forma independiente y hacer diferentes funciones con él. Tal y como su nombre indica, crea una emulación de una máquina real para el fin que cada uno quiera.

Para que una máquina de este tipo funciones se necesitan varios requisitos. El primero, cómo no, instalar el programa de creación de máquinas en el ordenador; el segundo, tener el sistema operativo que se va a querer instalar – y saber qué proceso concreto se quiere ejecutar, dependiendo del tipo de máquina, como veremos más adelante – y, el tercero y último, tener recursos disponibles en el ordenador para que el software funcione.

DOS TIPOS DE MÁQUINAS: DE SISTEMA Y DE PROCESO

Hay que tener claro que existen dos tipos de máquinas según su función: las de sistema y las de proceso. Cuando alguien habla de máquinas virtuales se suele hacer referencia al primer caso, ya que son las más comunes por los diversos usos que tienen y las que se pueden crear y utilizar sin tener unos conocimientos muy extensos.

Las máquinas virtuales de sistema son las que emulan a un ordenador propiamente dicho: utilizan el hardware físico del ordenador de manera virtual para que el sistema operativo elegido pueda funcionar de manera correcta.

Cuando uno va a instalar cualquier cosa en un PC con el sistema operativo que sea, el programa necesita una serie de especificaciones técnicas para funcionar correctamente: cierto espacio libre en el disco duro, un mínimo de memoria RAM, una tarjeta gráfica compatible, etc. Una máquina virtual de sistema no es una excepción: la emulación utiliza determinados recursos del ordenador de origen para funcionar y que éstos “pasen a formar parte” del ordenador virtual.

En este tipo de máquinas todo funciona igual que si se estuviera cargando un ordenador normal. Puedes escribir documentos, navegar en Internet, instalar programas, jugar, utilizar el correo, ver contenido multimedia, etc. La máquina no tiene acceso a todos los datos que hay en el ordenador físico (aunque hay formas de pasarlos de un sitio a otro).

Las máquinas virtuales de proceso, como su nombre indican, emulan un proceso o aplicación concreta como si se estuviera ejecutando de manera normal en el sistema operativo. En este tipo de máquinas no nos vamos a detener mucho más porque están más pensadas para los programadores: su función principal es ver cómo un determinado software funciona en diferentes plataformas para, así, analizar sus procesos.

Independientemente del tipo de máquina, ambas tienen el mismo pero: el rendimiento del ordenador decae. No es lo mismo que un hardware tenga que cargar un sistema operativo a que tenga que hacer lo mismo con dos, más si uno de ellos está en contacto con el hardware de manera virtual y no directa. El uso de máquinas requiere cierto esfuerzo por parte del equipo y eso es algo que debes tener en cuenta a la hora de instalar una de ellas si quieres llevar a cabo procesos o pruebas muy pesadas o difíciles.

UTILIDADES DE LAS MÁQUINAS VIRTUALES

Aunque quizá no te lo hayas planteado nunca, las ‘virtual machines’ tienen múltiples utilidades no solo para los programadores o informáticos, sino también para los usuarios comunes que no utilizan el PC a nivel laboral.

El uso principal de estos dispositivos virtuales es el de probar otros sistemas operativos. Gracias a ellas, no es necesario desinstalar e instalar cosas que llevan su tiempo para hacer pruebas, sino que con tener una máquina virtual instalada en el software del ordenador físico es más que suficiente.

Además, también dan la posibilidad de ampliar el abanico de posibilidades de los usuarios. No es lo mismo tener un Mac y tenerte que ceñir a sus programas sí o sí, que tener la opción de instalar una máquina virtual con Windows y poder ejecutar su software propio (sobre todo si eres ‘gamer’). Dependiendo de para qué y en qué condiciones utilices tu ordenador, esto es de mucha utilidad.

Otra función bastante llamativa es la de utilizar versiones de programas (o programas en general) y sistemas operativos antiguos o nuevos. Gracias a la máquina virtual puedes instalarte lo que quieras y cuando quieras, por lo que si tienes alguna cosa que se ejecuta con una versión diferentes y quieres ver las diferencias entre ellas, por ejemplo, puedes instalar una en tu máquina sin preocuparte por tener problemas en tu ordenador físico.

Instalar aplicaciones no muy fiables, extremar el tema de la seguridad o hacer pruebas de todo tipo (instalando ‘malware’ o creando nuevas ‘apps’ y procesos, entre otros) son algunos de los usos más comunes de las ‘virtual machines’.