Bloomsday: el Dublín de James Joyce

Parque de Saint Stephen
CRISTINA PINILLA
Actualizado: lunes, 4 marzo 2013 11:34

Por Cristina Pinilla

Aunque siempre puede ser un buen momento para visitar Dublín, ya sea en una escapada corta o como parte de un viaje más amplio por Irlanda, la capital de la isla esmeralda es particularmente atractiva en Bloomsday, la fiesta homenaje al personaje principal del autor más célebre que ha dado la ciudad, James Joyce, y que se celebra cada 16 de junio.

El día de Bloomsday uno puede descubrir la ciudad del siglo XIX que fue Dublín, conocer su barrio más decimonónico al sur del río Liffey, contemplar sus preciosos edificios o pasear por sus majestuosas plazas. Y, además de visitar algunos de los principales hitos turísticos de la ciudad que se encuentra en la zona de Merrion Square -como el Museo Nacional o la National Gallery-, se puede conocer un poco más a fondo la obra universal de Joyce: 'Ulises'.

En su novela, Joyce describe un día en la vida de Leopold Bloom, de quien toma el nombre la fiesta de Bloomsday que, junto con el día de San Patricio y las celebraciones navideñas, es una de las citas más renombradas del calendario dublinés. Un día en el que se organizan durante varios días diversas actividades para acercar al visitante a esta figura y esta época.

Por ejemplo, el James Joyce Center organiza anualmente visitas guiadas que recorren parte de la ruta de Bloom, con lecturas dramatizadas y explicaciones que contextualizan los sitios donde tiene lugar la acción.

En estos paseos, no es extraño cruzarse con señoras con vestidos eduardianos y sombrillas, acompañadas por elegantes caballeros con chaqueta a rallas, bastón y sombrero de paja. De hecho, uno puede incluso llegar a presenciar recreaciones de algunas escenas del libro interpretadas en plena calle.

Además, a diferentes horas se celebran lecturas del 'Ulises' o de otros textos acompañadas por música en directo a las que se puede asistir, gratuitamente, en alguno de los parques de la ciudad, y en muchos de los locales también se organizan pequeñas funciones o monólogos en torno al mismo tema.

Y si entra apetito, la tradición obliga a acercarse al Davy Byrne's, un precioso local de estilo modernista a un paso de la céntrica calle de compras Grafton Street donde Bloom para a tomar una copa de Borgoña y un sándwich de gorgonzola en uno de los capítulos de 'Ulises'. De hecho, el día de 'Bloomsday' el bar está completamente atestado de personas vestidas con el atuendo de la época y disfrutando del mismo menú.

SANDYCOVE, DONDE TODO EMPIEZA.

Pero si uno quiere de verdad zambullirse en el ambiente de la época y abstraerse de la ciudad moderna, a media hora de Dublín con el Dart -un servicio de tren ligero que bordea la bahía- se puede llegar hasta Sandycove, la pequeña población en la que comienza la novela, con el despertar de Bloom en su casa, en la Torre Martello.

Hoy en día la torre alberga un museo donde se pueden ver fotografías y documentos de la época, así como ascender hasta arriba, a doce metros de altura, y disfrutar de una bonita vista sobre la bahía. Otro de los ritos que marca la tradición de Bloomsday consiste en darse un chapuzón en las heladas aguas del Forty Foot Pool, a los pies de la torre.

Pero lo verdaderamente interesante de Sandycove se descubre paseando por sus calles de edificios de madera pintada, donde prácticamente todo el mundo participa de la fiesta vistiéndose en estilo eduardiano y decorando sus casas y tiendas, de tal manera que uno se siente transportado automáticamente a principios de siglo XX tanto por la ropa de los escaparates como por muchos de los vehículos que circulan por las calles.

Conocedores del turismo que esta cita atrae a una localidad que durante el resto del año no recibe muchos visitantes, los responsables públicos de la zona organizan un amplio programa de actividades, con lecturas, representaciones, exposiciones, conciertos y actividades infantiles.

Sin embargo, los pequeños empresarios también participan, y en esos días es normal que ofrezcan menús típicos del 'novecento', que contraten músicos para tocar en sus locales y visten (¡e incluso hablan en algunos casos!) como si de coetáneos de Joyce se tratara.

Ya de vuelta en Dublín, uno puede pasear por la orilla norte del río, más allá del Ha'penny Bridge hasta llegar al Ormond Hotel, donde Bloom y sus acompañantes paran a tomar unas pintas, aunque la zona de moda de la noche dublinesa hoy en día es el entorno de Temple Bar o Exchequer Street, donde se pueden encontrar una gran cantidad de restaurantes modernos muy alejados de los estereotipos de comida británica.

Tras haber disfrutado de esta experiencia, Dublín aún tiene muchas más cosas que ofrecer al visitante, tanto si se queda poco tiempo como si tiene planeada una estancia más larga. Probar un desayuno irlandés, visitar la Chester Beatty Library o conocer el Trinity College y su Book of Kells son algunas de las opciones que ofrece la capital de Irlanda.