SEVILLA 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos de las universidades de Málaga y de Jaén investigan, junto a profesores alemanes, las estrategias de aclimatación y respuesta que generan las macroalgas asociadas a factores climáticos derivados del aumento del dióxido de carbono en las islas de Svalbard (Alemania), al norte de Noruega.
Según indicó Andalucía Investiga en una nota, estos científicos analizan las algas macroscópicas o macroalgas situadas entre los cinco y diez metros de profundidad del litoral ártico. Dicho océano dispone de nitrógeno en invierno pero no en verano, algo de lo que son responsables las microalgas, "imperceptibles ante el ojo humano, que se localizan en la superficie marina bajo la capa de hielo".
Estas macroalgas han evolucionado para protegerse de los rayos solares y así defender su aparato fotosintético ante la excedencia solar sufrida en verano. De este modo, logran proteger la fotosíntesis ante unas bajas temperaturas y una alta luminosidad.
En ese sentido, señaló que se ha comprobado que las macroalgas marinas estudiadas están programadas genéticamente para soportar el clima del Ártico, por lo que presentan un 'reloj interno' que sincroniza la asimilación de nutrientes y de luz en estas especies, junto a un sistema defensivo frente a una mayor insolación solar.
Uno de los participantes en el proyecto, el científico malagueño Francisco Javier López Gordillo, indicó que si se trasladan estas especies árticas a otro sistema con más nutrientes, las algas estudiadas continúan realizando la misma función, y cada seis meses asimilan nitrógeno, puesto que su cadena genética está especializada en el clima ártico.
López Gordillo subrayó que existen macroalgas árticas que llegan a considerarse como especialistas en almacenaje de nutrientes, como es la 'Laminaria solidungula', caracterizada por acumular nitrógeno durante la etapa de abundancia para usarla con posterioridad durante los estadios de escasez.
Sin embargo, en el antártico existe la macroalga 'Hymantothalus grandifolius', que se identifica por utilizar el 'ión amonio' como nutriente sin trasformarlo previamente. De este modo, "optimiza su energía, puesto que durante todo el año no existe un descenso de nitrógeno en el agua", comenta el responsable del estudio.