El acusado durante el juicio
EUROPA PRESS
Actualizado: lunes, 5 junio 2017 17:02

JAÉN, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -

El joven E.A.M., de 29 años, acusado de allanar la vivienda de su expareja y al que desde este lunes juzga un jurado ha declarado que accedió a la vivienda para intentar convencerla de volver a estar juntos, aunque ha insistido en que entró con el permiso de ella y que las dos veces que fue descubierto, una vez detrás de la puerta del dormitorio y otra debajo de la cama, lo hizo para esconderse de la familia de ella puesto que, según él, llevaban una relación oculta. Ella, por su parte, ha negado tales haber concedido tal permiso.

"Soy el más tonto del mundo, me he metido en este berenjenal yo solo", ha indicado E.A.M. ante el tribunal popular encargado de juzgarle y que está conformado por cuatro mujeres y cinco hombres. El acusado ha insistido en que en las dos ocasiones accedió a la casa con permiso de su expareja y con el objetivo de reconciliarse puesto que ella, 14 años mayor que él, había decidido poner fin a la relación tras cinco años juntos.

"Yo solo intenté arreglarlo", ha reiterado ante el jurado en más de una ocasión este joven que ya cuenta con una sentencia condenatoria por lo penal por coacciones hacia su expareja aunque actualmente dicha sentencia está recurrida. Ha subrayado que los cinco años de relación estuvieron plagados de peleas, de rupturas y reconciliaciones, de ahí que el confiara en que podían volver a estar juntos, de ahí su insistencia por hacerle regalos y presentarse en su casa.

Por su parte, la expareja y denunciante ha declarado que nunca le entregó llaves de su casa porque de ellos no vivieron juntos, "sólo los fines de semana y poco más" y que cuando rompió lo hizo porque ya se había cansado de los insultos de él y del trato que le daba.

"Yo no quería regalos, sólo quería que me dejara tranquila", ha dicho la expareja que ha relatado como durante meses la siguió a todas partes y cómo se lo encontró en su casa en las dos ocasiones escondido detrás de la puerta del dormitorio y de debajo de su cama. Ha indicado haber sentido "miedo" porque "lo vi muy obsesionado" y porque hasta en tres ocasiones cambió la cerradura de la casa y él seguía detrás de ella por lo que al final optó por denunciarlo.

El fiscal sostiene que los dos delitos de allanamiento de morada tienen entidad suficiente como para que los juzgue un jurado ya que el acusado "ha vulnerado la paz en el hogar a la que todos tenemos derecho".

Los hechos que se enjuician en la Audiencia de Jaén se remontan a febrero de 2013, cuando la mujer rompió con el acusado, decisión que, según el fiscal, F.A.M. "no aceptó de buen grado" por lo que comenzó a "acosarla sin cesar".

Un mes después de la ruptura, en marzo de 2013, el acusado, "ignorando la forma en la que logró realizarlo, se coló en la vivienda de su expareja y se escondió detrás de la puerta del dormitorio de ella. Tras ser descubierto se negó a abandonar la casa, aunque finalmente accedió.

Seis meses después de este suceso, E.A.M. volvió a entrar a escondidas en la casa de su expareja y fue descubierto oculto debajo de la cama. Tras este nuevo episodio, el Juzgado de Instrucción número 4 de Linares adoptó la medida cautelar consistente en prohibición de aproximación en un radio de 50 metros y de comunicación con su expareja durante la instrucción de la causa.

El fiscal ha calificado inicialmente los hechos como dos delitos de allanamiento de morada por los que reclama un total de cuatro de años de cárcel, así como la imposición de una medida de alejamiento y de prohibición de comunicación durante cinco años.

Por su parte, la defensa del joven rechaza que hubiera dolo en las dos acciones del joven que se enjuician y ha insistido en que "nada tienen que ver con la violencia de género". El abogado del acusado ha reconocido que su defendido "igual se puso un poco cansino" e incluso "algo pesado" para ha subrayado que E.A.M. "no es un delincuente".

Para la defensa, el acusado lo hizo fue "dedicarse a cortejar" a su expareja, algo que "entiendo que pueda ser algo molesto", pero ha reiterado que no había intención de daño en su cliente, de ahí que haya abogado por su libre absolución, al tiempo que ha hecho hincapié en la diferencia de edad que había en la relación y en el hecho de que su defendido tuviera que esconderse para ocultarse de la familia de ella.

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