Fiscal mantiene su petición de 26 años de cárcel para el acusado de asesinar a su expareja en 2010

Juicio a acusado de asesinar a su expareja con una azada en Pinos Puente
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 26 septiembre 2012 16:31

GRANADA, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Fiscalía de Granada ha mantenido este miércoles su petición de 26 años de cárcel para el hombre de iniciales J.H.F., de 68 años, que ha sido enjuiciado en la Audiencia Provincial por presuntamente asesinar a su expareja con una azada en plena calle en Pinos Puente (Granada) el pasado 1 de julio de 2010.

Le atribuye un delito de asesinato con la agravante de parentesco, y quebrantamiento, por vulnerar la orden de alejamiento que se le impuso. Además, como la fallecida tenía cuatro hijos, el mayor de 18 años y otros tres menores de edad, el Ministerio Público solicita una indemnización de 60.000 euros para cada unos de ellos, más otros 24.000 para su madre, en concepto de daños morales. La misma petición la han ratificado la Abogacía del Estado y la Junta de Andalucía, personadas también en el caso.

Por su parte, la acusación particular, que ejerce la familia, ha decidido retirar su solicitud de condena por un delito de amenazas, y reclama una pena para el acusado 29 años y tres meses de prisión por un delito de violencia habitual, asesinato con alevosía y ensañamiento, y quebrantamiento continuado, además de un total de 280.000 euros de indemnización para los familiares de la víctima.

En la exposición de su informe, el fiscal ha considerado que en este caso existió un "móvil clarísimo" por parte del acusado, que era la salida de su vivienda, provocada por la denuncia por maltrato interpuesta por la mujer, que obtuvo una orden de alejamiento que prohibía a su ex acercarse o comunicarse con la víctima. Por ello, ha dicho el representante del Ministerio Público, J.H.F. estuvo "dándole vueltas" al asunto aquel 1 de julio de hace dos años y decidió finalmente buscar a R.C.C. para darle muerte.

Además, en su opinión, lo hizo con alevosía y ensañamiento, primero porque se aproximó a ella por la espalda, dejando a la víctima "sin posibilidad de defensa alguno", y segundo porque empleó una azada de grandes dimensiones, dirigió golpes "sobreabundantes" a la cabeza de la mujer, incluso cuando ya yacía en el suelo, y con un "conocimiento reflexivo" de lo que estaba haciendo.

Durante la primera sesión del juicio, que este miércoles ha quedado visto para sentencia, el procesado culpó a la víctima de lo ocurrido, aunque afirmó que se le fue la cabeza. Dijo que era R.R.C., que tenía 41 años, quien le maltrataba y que su hijo le había robado 14.000 euros. Que fue ella quien le "echó" de su propia casa, en la que había vivido durante 30 años, después de que presentara contra él una denuncia por maltrato que "se inventó". "Todo es mentira, y yo odio la mentira", dijo en varias ocasiones, negando haber declarado lo que recogió el juzgado de instrucción o la Guardia Civil tras lo ocurrido.

J.H.F. negó que quebrantara la orden de alejamiento que se impuso contra él y aseguró que cuando se encontraba con su ex en algún lugar, como el banco, se marchaba. "Pongo la mano sobre la Biblia, que yo nunca me salté esa orden, y que nunca la he maltratado. Me voy a morir tranquilo de que nunca le toqué un pelo", indicó.

En el segundo día de la vista, las psicólogas que analizaron el estado mental del hombre descartaron que éste sufriera algún tipo de trastorno psicopatológico previo o un brote psicótico en el momento de lo ocurrido. No tenía por tanto afectadas ni sus facultades cognitivas ni volitivas en el momento en el que agredió a R.R.C., según las peritos, que afirmaron además que la "coherencia" en el relato de los hechos por parte del inculpado permitían afirmar con toda seguridad que éste no sufrió trastornos de la memoria a consecuencia de un posible episodio de trastorno mental transitorio, aunque se mostró "arrepentido" y "triste" fundamentalmente por las repercusiones que su conducta tendría en el futuro, en especial en sus relaciones familiares.

ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, que este miércoles ha elevado a definitivas sus conclusiones, desde el año 2006 el procesado, que permanece en prisión provisional desde lo ocurrido, convivía en su domicilio, en Pinos Puente, con su compañera sentimental, R.R.C., si bien la relación de pareja se fue deteriorando hasta que el 1 de junio de 2010 ella interpuso denuncia contra él por malos tratos y amenazas, que motivó que se dictara para el hombre una orden judicial de alejamiento.

No obstante, el procesado hizo caso omiso a la prohibición, que incluía que abandonara el domicilio en el que vivía con la mujer, y el 24 de junio de 2010, en una calle céntrica de la localidad granadina, detuvo su ciclomotor frente a su expareja a menos de 50 metros y "la miró fijamente con intención de inquietarla".

En la mañana del 1 de julio de 2010, el hombre, aún vigente la medida cautelar, "resentido" con la mujer por la situación que estaba viviendo, decidió acabar con la vida de ésta, y provisto de una azada con pala de hierro, se dirigió en su ciclomotor a buscarla, "dispuesto a llevar a cabo su propósito".

Sobre las 12,30 horas la localizó en la calle Real, y "con la evidente determinación de causarle la muerte", le golpeó con la azada por la espalda, a la altura del hombro derecho, sin que la mujer "pudiera en forma alguna defenderse por los repentino e inesperado de la acción, a lo que se añadía su grave deficiencia visual", ya que tenía reconocida por este motivo un grado de minusvalía del 77 por ciento.

Tras el primer golpe, el inculpado continuó golpeando a su ex con la azada, propinándole tres más en el hombro, otro en una zona próxima al cuello, y otro en la región cervical, hasta que la mujer cayó al suelo, donde siguió agrediéndola, hasta destruirle el cráneo, lo que provocó su muerte inmediata.

Pese a que ya estaba fallecida, el hombre continuó golpeándola hasta que un viandante le consiguió arrebatar la azada y le conminó para que cesara la agresión, a lo que el acusado le contestó "qué, vas a ayudarla, no ves que está muerta", marchándose en su moto tras referir que se iba al cuartel de la Guardia Civil. En las inmediaciones fue localizado poco después, y comentó a uno de los agentes que estaba "orgulloso" de lo que había hecho porque, según le dijo, le iba a quitar la casa y antes él se la había "quitado de en medio".