SEVILLA, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
El periodista Quico Chirino presentará este martes 17 de octubre, a las 20,00 horas, en la Casa de la Ciencia de Sevilla, su primer libro 'A la izquierda del padre' (Editorial Samarcanda), una novela negra ubicada en 1988 en El Vacie, el asentamiento chabolista más antiguo de Europa, pero también una reflexión sobre el periodismo y los medios de comunicación.
"De la novela negra me interesa aquella que tiene alma, que provoca y pega bocados. La novela urbana y aquella que retrata un momento y un contexto social", afirma Chirino en declaraciones a Europa Press, en las que asegura que "no le interesan las novelas policíacas o aquellas que meten demasiada casquería para justificar el género negro porque está de moda". "Pueden hacerse novelas negras sin policías borrachos y sin muertos", señala el autor, que se declara admirador de autores como Rafael Chirbes o Juan Marsé.
La historia de 'A la izquierda del padre' se sitúa en el año 1988 en El Vacie (Sevilla). Dos cadáveres aparecen chamuscados en una de las casuchas. La Policía intenta cerrar el suceso y evitar la mala imagen para la ciudad en un momento decisivo en la organización de la Expo 92. Un periodista novato hurga en los hechos tras la pista de un bebé que desapareció de la chabola la misma noche.
El escritor, que acaba de participar en el Festival Granada Noir y la próxima semana estará con Lorenzo Silva en Getafe Negro, ha querido aclarar que este libro no es exactamente una novela sobre El Vacíe. "De hecho, no lo era cuando la concebí. Pero necesitaba un escenario, un contexto y una ambientación. Podía haberla ubicado en cualquier otra barriada de alguna capital andaluza donde se dan circunstancias vitales parecidas".
Pero, prosigue, "entiendo la novela como denuncia y, como periodista, no podía escribir 234 páginas sin llamar la atención, sin hacer una denuncia. Conocía El Vacie de mi etapa como reportero en Sevilla, regresé y vi la contradicción tremenda entre dos mundos que coexisten pero no cohabitan".
De este modo, asegura que esta novela "es también una crítica a que, en 2017, todavía 500 personas vivan en el poblado chabolista más antiguo de toda Europa, a pocos minutos andando del Parlamento de Andalucía; donde se toman las decisiones. ¿Acaso la vida de quienes nacen en El Vacie puede ser de otra manera? Esa es la metáfora que atraviesa toda la novela, identificada en un bebé que aparece en la primera escena rodeado de dos cadáveres. Uno de ellos, su madre".
"A VECES EN PERIODISMO SE PUEDEN HACER MÁS TRAMPAS QUE EN UNA NOVELA"
Además, Chirino explica que depende de cómo se lea, esta novela es una reflexión sobre el periodismo. "En ella digo muchas de las cosas que pienso y otras que pienso pero como no las puedo decir he utilizado a mis personajes para que las expresen. En la novela se observa cómo evoluciona una información, cuántos enfoques puede tener y cómo se administran los tiempos en función de distintos intereses. A veces, en el periodismo se pueden hacer más trampas que en una novela".
Sobre el título, el escritor ha señalado que "no lo puede desvelar", y explica que "algunos piensan que tiene una connotación religiosa y otros, política, por mi labor habitual como periodista", pero "nada de eso, o quizás sí". De este modo, asegura que desde siempre "ha tenido una obsesión por dejar los textos cerrados, que no cupiese una frase más sobre lo escrito". "Eso lo he trasladado al libro; prácticamente, en cada uno de sus capítulos. Todos tienen su principio y su final. Son una pequeña crónica por separado", añade.
Preguntado sobre si con novelas como 'A la izquierda del padre' o película como 'Grupo 7' o 'La Isla Mínima' se puede hablar del género negro sevillano, Chirino responde que "debería" y añade otras novelas urbanas actuales como 'Una chaqueta tirada en el césped', de Jorge Molina. "Sevilla debe creerse a sus autores, promocionarles y buscarles su espacio. Es una oportunidad para crear un gran festival", agrega.
Por último, el escritor explica que para escribir esta historia se ha servido de mucha documentación y mucha hemeroteca y trabajo de campo. "He concebido cada capítulo como si fuera un relato en sí mismo y he sido tan obsesivo en las referencias como si estuviera haciendo mi tesis doctoral", afirma, toda vez que apunta que "nadie me aconsejó en su elaboración porque la escribió en secreto". "Después me ha ayudado mucho el director de Granada Noir, Jesús Lens", concluye.
