GRANADA, 30 May. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la Policía Científica en Granada ha descartado este miércoles que los residuos de disparo que se encontraron en el acusado de asesinar el 10 de diciembre de 2010 con una escopeta de caza al exmarido de su mujer cuando se dirigía a encontrarse con su hijo menor en un punto de encuentro familiar situado en el barrio granadino del Zaidín pudieran proceder de una contaminación fortuita.
Durante la tercera sesión del juicio con jurado que se celebra desde este lunes en la Audiencia Provincial de Granada, los investigadores han desmontado así la principal teoría de la defensa del procesado, que atribuye a una transferencia, por un eventual contacto con agentes que habían utilizado armas previamente o a la manipulación de petardos, la aparición de partículas de residuos de disparo en una de sus manos, su rostro y cabeza.
Además, uno de los policías que lo trasladaron desde su domicilio, en Huétor Tájar, hasta la comisaría ha asegurado que no habían disparado un arma desde meses antes, y que, en cualquier caso, no tocaron ni la cabeza del procesado ni sus manos, en contra de lo que sostuvo el inculpado, José Manuel A.P., en su declaración el primer día de la vista.
Por otra parte, la compañera sentimental del fallecido y su hermano han afirmado que el hombre recibió "amenazas de muerte" del acusado del crimen, aunque no las llegó a denunciar nunca. "Le amenazó con partirle la cara, y se la partió, le dijo que le tenía que pegar dos tiros, y se los pegó. Ha cumplido con todas sus amenazas", ha indicado la pareja de la víctima ante el tribunal.
Citada como testigo, la mujer ha señalado que, dada la mala relación que existía entre la exposa y su marido con su entonces pareja, ella tenía "miedo" por lo que pudiera pasar, ya que además habían tenido un incidente previo, en el que el inculpado había dado un puñetazo al exesposo de su mujer.
Según ha relatado ante el jurado popular, su compañero sentimental no quería romper la relación con su hijo, que convivía con su exmujer, y siempre se empeñó en verlo, pese a que la pareja de ella le había "amenazado" varias veces y le había dicho "que él no tenía ningún hijo".
El hermano del fallecido también ha indicado que esas amenazas existieron, aunque él no las llegó a presenciar, como tampoco lo hizo la que era su pareja, que ha admitido además que el hombre nunca presentó denuncia por ello.
LA MUJER, LA SUEGRA Y EL HERMANO
Testimonio opuesto ha ofrecido la exmujer de la víctima y actual esposa del procesado, que ha indicado que él "jamás" amenazó a su exmarido, y ha dicho que siempre ha intentado que el hijo de ambos viera a su padre. Según ha explicado, aquel día de invierno oyó los disparos en el exterior del punto de encuentro familiar, pero no supo quién era al fallecido hasta tiempo después.
Una vez ocurrido, llamó a su entonces marido, que supuestamente se había quedado en casa para cuidar al bebé que tenían en común, que padecía algo de fiebre, para informarle de que "había habido un tiroteo", si bien le dijo que no fuera a buscarla porque así se lo había pedido la Policía.
La madre de la mujer del acusado y su hermano, que también han comparecido este miércoles como testigos, han mantenido que José Manuel A.P. estuvo toda la tarde en el municipio de Huétor Tájar. La suegra ha afirmado que estuvo con ella en el domicilio que la pareja compartía, y que fue después cuando se fue a lavar el coche a una gasolinera, "cuando ya era de noche", con su hermano, que ha ratificado la misma versión.
El juicio contra el acusado, que se enfrenta a un total de 21 años y medio de prisión por un delito de asesinato con la agravante de disfraz y por tenencia ilícita de armas, continuará este jueves con pruebas periciales y las conclusiones y los informes de las partes, con lo que quedará previsiblemente visto para veredicto, que el jurado podrá emitir a lo largo del viernes, según las previsiones.
ACUSACIÓN DEL FISCAL
Según consta en el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, la víctima llevaba separado legalmente de su mujer desde 2006, y tenía un régimen de visitas a su favor para poder encontrarse con el hijo de ambos. Sin embargo, la custodia del menor y el reconocimiento del derecho del padre habían generado "problemas graves" entre los dos excónyuges.
De hecho, la exesposa se negaba a que su exmarido, de iniciales J.M.R., ejerciera su derecho, lo que llegó a enfrentar a éste último con el entonces esposo de la mujer, que incluso llegó a darle un puñetazo en la cara por este asunto y que acabó en un juicio que no llegó a celebrarse.
Esta situación, que "contrariaba" a la mujer, fue el "caldo de cultivo" para que el acusado, "que se había propuesto acabar con los sufrimientos de su esposa", anidara la idea de acabar con la vida de J.M.R. Así, como sabía dónde iba a estar, se dirigió sobre las 17,45 horas del viernes 10 de diciembre de 2010 al punto de encuentro familiar, entre la Avenida de Dílar y la de Cádiz, adonde iba a recoger a su hijo.
Para asegurarse su objetivo, ocultó su rostro con unas gruesas gafas negras y una peluca, para evitar ser identificado y lograr su impunidad. Iba provisto de una mochila en la que portaba una escopeta de caza con los cañones recortados y cargada con cartuchos empleados en la caza mayor, para la que carecía de licencia.
Cuando su víctima, que entonces tenía 43 años, estaba junto a la puerta de acceso del local del punto de encuentro, "de forma absolutamente inesperada y sorpresiva", se acercó por su espalda, sin que pudiera reaccionar ni defenderse, y le descerrajó a muy corta distancia un tiro en la cabeza, que provocó que J.M.R. cayera ya muerto al suelo, donde le volvió a disparar otro tiro más en la espalda.