Concluye la restauración pictórica de la ermita de Molinos, en el Maestrazgo turolense

Restauración pictórica de la ermita de Molinos, en el Maestrazgo turolense
FUNDACIÓN SANTA MARÍA DE ALBARRACÍN
Publicado: viernes, 21 junio 2019 14:57

MOLINOS (TERUEL), 21 Jun. (EUROPA PRESS) -

La restauración pictórica de la ermita de Santa Lucía, en la localidad de Molinos, ubicada en el Maestrazgo turolense, ha concluido tras los trabajos abordados por el Centro de Conservación y Restauración de Albarracín.

Las actuaciones se han prolongado desde el mes de marzo hasta finales de mayo de este año 2019, llevando a cabo la restauración de la cabecera de este monumento, donde se conservaban, muy alteradas, sus pinturas originales del siglo XVIII.

Los trabajos han sido promovidos y financiados por la cofradía de Santa Lucía de esta localidad, que ha quedado muy satisfecha por los resultados, y han supuesto un importe aproximado de algo más de 19.000 euros.

En la primera fase del 2014 se inicia la restauración de la cúpula y sus pechinas sustentantes y en esta segunda fase se ha ejecutado el resto de las policromías que comprenden las bóvedas del crucero y frontis, llamativamente coloristas, así como la moldura perimetral de fingidos marmolizados, y las pilastras sustentantes con restos de singulares esgrafiados.

DETERIORO

El trabajo ha resultado "especialmente duro, dado el lamentable estado de conservación en el que se encontraban estos restos pictóricos", ha informado la Fundación Santa Maria de Albarracín en una nota de prensa.

"Las humedades acumuladas lograron pulverizar las pinturas, a veces sueltas en láminas colgantes, cuyas extensas lagunas fueron pintadas con acrílicos en un color arbitrario homogéneo". Los trabajos de limpieza y conservación han sido, por tanto, muy costosos, así como la reintegración de las policromías siguiendo los estampados que se conservaron tanto en las bóvedas, como en los esgrafiados de las columnas.

El resultado final es "francamente llamativo, por el colorido dominante de las mismas, enalteciendo la cabecera-presbiterio de la ermita" han descrito.

En conjunto, son decoraciones muy coloristas, de tonos muy fuertes y contrastados, de dominante carácter popular, como se constata en los trazados y en el dibujo en general, con plumajes y volutas diferentes, alguna paloma y figura humana residual, siempre rellenando al completo el espacio arquitectónico que decoran.

Las columnas se encontraban parcialmente esgrafiados, de manera que se han reintegrado sus grandes lagunas siguiendo las formas y colores originales. Se trata de un barroco popular, similar al encontrado en la mayoría de los monumentos turolenses, muy propio por la saturación decorativa que preconizaba este estilo, por otra parte, con un remarcado carácter popular por su emplazamiento en estas tierras montañosas de interior.