Zaragoza.- El Plan de Protección Civil de la capital dispone ya de los mapas de riesgo por inclemencias meteorológicas

Europa Press Aragón
Actualizado: domingo, 6 mayo 2007 15:25

ZARAGOZA 6 May. (EUROPA PRESS) -

El Plan de Protección Civil de Zaragoza, el documento que detalla los protocolos de actuación que han de seguirse en la ciudad ante una situación de emergencia, cuenta ya con los mapas de riesgo por inclemencias meteorológicas, que detallan las acciones preventivas y las intervenciones a realizar en el caso de que la capital aragonesa se vea afectada por grandes lluvias, fuertes vientos y olas de calor y de frío.

El Plan de Protección Civil de Zaragoza, que además contiene una relación exhaustiva de medios humanos y materiales en permanente actualización, se puso al día el año pasado y dejó pendiente la elaboración de los planes específicos de las 14 situaciones de riesgo con más probabilidad de afectar a la ciudad, informan desde el Ayuntamiento en una nota de prensa.

El primero de los riesgos hace referencia al Plan de Incidencias por Lluvias Torrenciales y Tormentas Eléctricas y Granizo. En cada uno de los mapas se analiza la naturaleza del riesgo, la peligrosidad y los elementos más vulnerables en la ciudad ante ese fenómeno climatológico y se desgranan las medidas preventivas que realizan los grupos de acción y las que debe adoptar la población para reducir la entidad de los posibles daños derivados de la emergencia.

TORMENTAS

El mapa de riesgos define las tormentas como el fenómeno atmosférico más espectacular y, a veces, virulento que se produce en el entorno y que basa su peligrosidad en los efectos que pueden tener sobre el tráfico en los viales urbanos y en los de acceso a la ciudad, en los parques, en las zonas de obras y los sótanos, principalmente. Así analiza los efectos de las lluvias torrenciales, de las tormentas eléctricas --que en Zaragoza se producen especialmente entre los meses de junio y septiembre--, y las tormentas con granizo.

La calificación de la emergencia se organiza en tres niveles, amarillo, naranja y rojo, en función de su gravedad y de menos a más. En todos los casos, el operativo lo activa el director del plan (el alcalde o la tenencia de alcaldía de Servicios Públicos) cuando los servicios municipales de emergencia reciben la información del Instituto Nacional de Meteorología y la que aportan todos los mecanismos de control y medición del riesgo, los equipos de intervención, de Orden y Soporte Logístico empiezan a adoptar medidas para que si descargan las trombas de agua no se altere demasiado la vida ciudadana.

El plan indica que ante un nivel medio de emergencia la respuesta de los medios municipales es inmediata y la alarma deberá establecerse una hora antes de que se declare la incidencia. En el caso de la máxima alerta, nivel rojo, se precisan de cuatro a seis horas para organizar todo el operativo.

El Gabinete de Información del Ayuntamiento de Zaragoza es el encargado de hacer llegar a los ciudadanos, a través de los medios de comunicación, las medidas de protección que deben adoptar los ciudadanos, que varían en función de la gravedad del fenómeno.

Así, por ejemplo, hay recomendaciones para proteger las viviendas, revisar las bajantes del agua, colocar fuera del alcance del agua los bienes y objetos de valor, tener un botiquín con los medicamentos de uso permanente o esporádico de los familiares, tener radios con pilas, linternas, alimentos, evitar las corrientes de aire en el caso de tormentas eléctricas, entre otros.

OLAS DE FRÍO Y NIEVE

Respecto a las olas de frío y nieve, son los hospitales, las escuelas, los polígonos industriales, la red de abastecimiento de agua, la red viaria, los barrios altos y los aislados los equipamientos e infraestructuras más vulnerables, además de servicios básicos como el gas, la electricidad y la telefonía.

Todos los grupos de intervención trabajan, en caso de riesgo, para evitar que se interrumpan los servicios, y para garantizar el acceso a los diferentes centros públicos o de gran afluencia. El plan especifica también una larga relación de equipamientos y calles más sensibles ante una ola de frío.

Para una emergencia naranja --segundo nivel de gravedad de los tres prescritos-- el tiempo de respuesta del operativo es inmediato y para el nivel de máxima emergencia se precisan de cuatro a seis horas.

Fundamentalmente los equipos que intervienen en este riesgo tratan de asegurar la circulación y de evitar que las posibles capas de hielo aíslen calles, barrios o equipamientos de interés. Si la emergencia supera los límites del término municipal, se establece un flujo de información permanente con el Gobierno de Aragón e incluso con el Estado, si fuera preciso.

En estos casos, también se activan los equipos sanitarios y de Acción Social, que han de velar por atender a las víctimas de posibles caídas o accidentes y facilitar la llegada de los mismos a los hospitales, así como realojar a personas sin techo que queden expuestas a la intemperie.

Los consejos fundamentales para la población tienen que ver con la vestimenta, la circulación, el uso de las calefacciones y de sistemas de calor alternativos, el acopio de medicamentos y de alimentos, entre otras medidas.

VIENTOS

El plan que trata de hacer frente a los fuertes vientos en la ciudad destaca la frecuencia de estas situaciones en Zaragoza, donde llegan a alcanzarse velocidades de 120 kilómetros por hora. El peligro de la intensidad del viento se asocia con el desprendimiento de elementos arquitectónicos, del mobiliario urbano y de árboles, entre todos los elementos. De la misma manera se identifican los riesgos asociados a los fuertes vientos, como abastecimiento de servicios esenciales, accidentes del transporte civil y propagación de incendios.

También se destacan los riesgos que puede comportar el fuerte viento en la celebración de actos multitudinarios al aire libre y señala las zonas más expuestas, tales como los parques, las riberas de los ríos, y las plazas, fundamentalmente.

En el caso de una alerta se hace necesario revisar distintos elementos del mobiliario urbano que puedan ser arrancados por los vientos y verificar su anclaje, además de revisar las zonas arboladas y las de obras.

Entre las recomendaciones a los ciudadanos figura la de retirar jaulas y macetas de los balcones para evitar su caída a la calle; asegurar puertas y ventanas, cerciorarse de que no hay elementos en las fachadas de las casas que se puedan precipitar o permanecer alejados de las ventanas. A las personas que se encuentren en la calle se les alerta de la necesidad de no protegerse del viento en zonas próximas a tapias, muros o árboles, no aproximarse a zonas de cables aéreos y no usar el coche , salvo en casos de urgencia.

OLAS DE CALOR

El último mapa de riesgo que tiene que ver con la climatología hace referencia a las olas de calor --que se producen cuando hay temperaturas que se sitúan 10 grados por encima de la media de las altas en una región determinada y permanece así varias semanas-- y a la sequía.

Los máximos riesgos en este caso, están asociados a los grupos sociales más vulnerables, ancianos, niños y enfermos, y a los centros y equipamientos donde se concentran, tales como hospitales, centros de salud, centros de educación infantil.

Las recomendaciones para hacer frente a estas situaciones se orientan hacia la ambientación del hogar, el uso del agua y de la electricidad, la protección de la exposición al sol, la reducción de la actividad física y la ingesta de abundante agua y el consumo de frutas, verduras y legumbres.

Además, en el caso de que se padecieran periodos de sequía se habilitarían dispositivos para el aprovisionamiento, traslado y reparto de agua en la ciudad. En todos los casos, los protocolos establecen actuaciones para después de la emergencia y para reponer la normalidad.

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