Uno de los ancianos víctima de robo dice que les amenazaron con picarles en rodajas y quemarles

Actualizado: jueves, 20 mayo 2010 18:10

OVIEDO, 20 May. (EUROPA PRESS) -

Uno de los dos hermanos octogenarios víctimas de un robo en su domicilio de Corvera en diciembre de 2007 declaró hoy en el juicio que los atracadores les amenazaron con "picarles em rodajas" y "quemarles dentro de la casa" si no les entregaban dinero. El caso quedó visto para sentencia.

El hombre declaró como testigo en la vista que se celebró hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial y en la que se juzgó a dos de los imputados, Alfredo P. G. y María Esperanza P.G., puesto que el tercero, Angel C.P., se encuentra en paradero desconocido.

Los dos imputados negaron los hechos y el hombre aseguró que había encontrado la escopeta en una escombrera de Corvera y que su única culpa es "no haberla entregado a la Guardia Civil". "Mi niña de 15 años está deshecha", se lamentó ante la Sala.

En el turno de fijación de posiciones, la Fiscalía modificó su escrito de conclusiones provisionales para los dos acusados. Para la mujer solicitó diez meses por cada uno de los dos delitos que se le imputan, receptación y tenencia ilícita de armas; mientras que para el hombre pidió una suma de 13 años y 9 meses de prisión y una multa de 720 euros por los delitos de robo con violencia e intimidación, dos delitos de detención ilegal, un tercero de tenencia ilícita de armas y una falta de lesiones. Inicialmente, interesó que se condenase a los tres a una suma de 27 años de prisión.

Los letrados de la defensa solicitaron que se condene al hombre a seis meses de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas porque "no queda acreditada la comisión de los hechos que se le imputan" ya que no pudo ser reconocido ni físicamente, ni por su tono de voz. Respecto a la mujer, el letrado Luis Tuero discrepó con el Ministerio Fiscal en "prácticamente todo" y aseguró que ella, pese a su condición de conviviente, "nada tiene que ver con los hechos que se juzgan", por lo que solicitó la libre absolución.

En su declaración, el anciano relató cómo la madrugada del día 7 varios individuos entraron en su casa por una ventana, le ataron de pies y manos con la ayuda de cinta aislante y cuerdas y le amordazaron con un saco "sucio". A cara descubierta, los asaltantes comenzaron a darle patadas y le "enchufaron con un soplete en manos y piernas". "Amenazaron también con quemarme los ojos", dijo.

Explicó que a su hermano, con quien convive y que no compareció por problemas de memoria, le sacaron "a rastras" de la cama y amagaron con cortarle el cuello "con una guadaña y con una sierra".

De acuerdo a su relato de los hechos, los sujetos permanecieron en la casa durante aproximadamente dos horas y tras torturarles se llevaron "todo lo que les pareció". Entre los objetos sustraídos enumeró una escopeta, abundante munición, un móvil y una suma de 3.500 euros, que ocultaban detrás de un espejo. "Yo pasé más de dos horas tirado en un pasillo frío de baldosas y ya contaba con que me moriría allí", relató con aparente tranquilidad.

"EL HERMANO DEL DE LOS PIENSOS"

Pese a reconocer que no podía recordar con precisión a los delincuentes, dijo que uno de ellos, por su enorme parecido, podría ser hermano del vecino que les suministraba periódicamente los piensos para el ganado y que a su vez "conocía muy bien la casa". Apuntó que durante el robo uno de los asaltantes le llamó por su nombre, dijo que le conocía desde hacía treinta años y que sabía que recientemente había comprado un tractor de 20 millones de las antiguas pesetas.

Aseguró además que tanto su hermano como él habían sido víctimas de otros robos y dijo que los rateros entraban en la casa cuando iban a trabajar al campo. Además, al oscurecer un coche merodeaba con frecuencia la casa, ubicada en la localidad de Fuencaliente.

En el juicio declararon además la ex novia del hijo de la mujer imputada, actualmente en prisión, y varios agentes que intervinieron en la detención y en el registro domiciliario de la pareja formada por Esperanza y Alfredo, donde hallaron el arma y la munición.