OVIEDO, 13 May. (EUROPA PRESS) -
Juventudes Socialistas de Asturias (JSA) ha pedido al Gobierno "ambición y valentía" a la hora de poner en marcha la reforma de la Ley Orgánica de Libertad religiosa que anunció el pasado día 7 la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.
Para JSA, la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa ha de "garantizar definitivamente la laicidad del Estado, tal y como lo recoge la Constitución", al considerar prioritario realizar esta adaptación de la legislación vigente a la nueva realidad social de España, que ha experimentado muchos e importantes cambios que han dejado obsoleta la legislación vigente.
Según los jóvenes socialistas asturianos, en los últimos años ha habido un importante aumento de la pluralidad religiosa en el país, así como un incremento del número de las personas que no se identifican con ninguna confesión concreta.
Por ello, la legislación tiene que recoger estos cambios, y adaptarse a la nueva realidad social española, ya que en caso de no hacerlo "se estaría dando la espalda a la realidad del país, creando una situación de discriminación absurda, que además viola los preceptos que recoge nuestra Constitución", apuntan JSA.
En este sentido, el Secretario General de JSA, Nino Torre, ha lamentado la reacción de algunos sectores conservadores, "que no han tardado en calificar el anuncio realizado por de la Vega como una medida contra la Iglesia Católica". Para Torre "sólo se trata de garantizar la laicidad del Estado, es decir su neutralidad en materia religiosa, y el libre ejercicio de la libertad de conciencia".
"Una medida que en no va en contra de nadie, sino en pro de la mejora de las condiciones de igualdad de todos los ciudadanos, y que va a tener todo el apoyo de Juventudes Socialistas, con el fin de que se lleve a cabo con todas las garantías, y consiga cumplir con su objetivo primordial", asevera.
Además, JSA pide al Gobierno que aproveche los trabajos que va a realizar para poner en marcha esta reforma, para iniciar el debate sobre la necesidad de mantener y, todo caso, revisar a la baja los Acuerdos con el Vaticano, firmados en 1979, ya que sólo así se conseguirá garantizar un verdadero Estado aconfesional.
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