GIJÓN, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una joven ha sido juzgada este jueves por supuestamente agredir a su pareja, una menor de edad que cuando comenzaron la relación tenía 15 años y a la que le saca diez, han confirmado a Europa Press fuentes jurídicas.
La acusada se enfrenta a penas que van del año a los dos años de prisión, en función de la condena solicitada por Fiscalía o acusación particular.
El juicio ha tenido lugar en el Juzgado de lo Penal 1 de Gijón. La Fiscalía ha solicitado una pena de un año de prisión por un delito de lesiones en el ámbito familiar, al considerar que hubo una agresión mutua durante una pelea.
Además, ha pedido para la procesada tres años de orden de alejamiento a menos de 300 metros, así como el pago de una indemnización de 182 euros al Sespa y de 280 euros por las lesiones.
La acusación particular, en su caso, ha solicitado para la acusada dos años de cárcel por un delito de violencia habitual, y en caso de no ser admitido, 18 meses de prisión por las lesiones, con la agravante de parentesco en ambos casos.
Unido a ello, se ha reservado el derecho a emprender acciones penales contra la acusada por un delito de abuso sexual a menor de 16 años, ya que, aunque las relaciones eran consentidas, la denunciante tenía 15 años cuando comenzaron a ser pareja.
Asimismo, igual la petición fiscal en cuanto a la orden de alejamiento o la prohibición de comunicación, pero eleva la indemnización solicitada a 1.500 euros por las lesiones y 6.500 por los daños morales.
VÍCTIMA Y NO AGRESORA
La defensa, por su parte, ha solicitado la libre absolución de su clienta e incluso ha indicado que fue esta la víctima de la agresión y no al revés.
Durante el juicio, según las mismas fuentes, la denunciante aseguró que había estado sometida a violencia física y psíquica durante varios meses.
Por contra, la procesada ha declarado que fue ella la que recibió golpes y que la denunciante se autolesionó, golpeándose en la cabeza, para inculparlar. La defensa, además, presentó un informe pericial psicológico por el que su clienta presentaría una personalidad más de víctima que de maltratadora.
