"Quizás no se debería comer tanto pescado", dice Sylvia Earle

Sylvia Earle
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 17 octubre 2018 17:35

"Para mantener todo lo que importa tenemos que estar en paz con el mundo natural", señala la famosa oceanógrafa

OVIEDO, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -

La oceanógrafa Sylvia A. Earle (Gibbstown, Nueva Jersey, EE.UU., 30 de agosto de 1935) ha explicado este miércoles las razones que le han llevado a su decisión de prescindir de pescado en su alimentación. "Yo no voy a decir a la gente lo que tiene que comer, pero quizás no se debería comer tanto pescado si queremos tener un planeta mejor de lo que está ahora", ha dicho.

Earle se ha pronunciado en esos términos, a preguntas de los periodistas en una rueda de prensa ofrecida en Oviedo, donde se encuentra para recoger el Premio Princesa de Asturia de la Concordia 2018.

La norteamericana ha explicado que tomó esa decisión cuando era una adolescente. Fue después de sentir una atracción especial por el mar ya cuando era niña. Por aquel entonces pescaba y recogía todo tipo de especies marinas con su familia. "Me enamoré del oceano cuando me tiró una ola", ha explicado.

El cambio de mentalidad y su decisión radical de dejar de comer pescado llegó poco más tarde. "Me di cuenta de que había peces que pescábamos, pero que no hacíamos nada por ponerlos ahí. Era distinto a las plantas que te comes, que puedes luego plantar. Eso me cambió", ha relatado.

La experiencia ha venido confirmando aquella decisión, al comprobar que el afán de los humanos por consumir pescado ha terminado con un 90 por ciento de las especies en algunos casos. "Es un problema que arranca ya desde los años cincuenta", ha dicho.

"Para mí no tiene sentido comerme un pez que ha tardado treinta o cincuenta años en crecer, no tiene sentido", ha dicho, Earle, que considera que es mucho más razonable comerse un pollo, cuya crianza dura poco tiempo. En su opinión es preferible consumir vacas o cerdos antes que un gran atún, que está "al final de la cadena" y que ha tardado muchos años en ser lo que es. "Si tengo que elegir, yo prefiero ser parte de la solución", ha zanjado.

Sylvia A. Earle ha querido hacer un llamamiento a toda la sociedad a cuidar de los oceanos, aunque sea individualmente. Es una tarea, ha indicado, que no es "de izquierdas ni de derechas", ha señalado, al ser preguntada por las opiniones de políticos 'negacionistas' hacia el cambio climático.

"Me suelen preguntar si creo en el cambio climático; yo simplemente abro los ojos y me fijo en lo que está pasando, las pruebas están a nuestro alrededor", ha indicado Earle, que ha explicado que la humanidad no tiene ahora excusas para dejar que el planeta se deteriore más, porque tiene toda la información.

De momento, la contaminación en los mares, ha dicho, ya afecta al tamaño de los peces. "Los grandes especímenes ya han desaparecido", ha explicado, señalando también los cambios que se producen en las rutas de estos animales porque "se está produciendo un cambio en la temperatura del oceano y eso afecta a su vida".

Ha insistido en que los avances tecnológicos están permitiendo al ser humano consumir más recursos del oceano. Pero esa situación tiene que ser estabilizada. "La pregunta es si podemos sobrevivir al cambio que estamos produciendo", ha apuntado.

Cuando en un momento de la rueda de prensa ha sido preguntada por los problemas generados por las medusas en las costas del mediterráneo, Earle ha sido categórica. "Las medusas estaban aquí antes que nosotros", ha respondido, culpando al hombre de haber terminado con especies como la tortuga marina, que se las comían y podían mantener un mayor equilibrio.

En su opinión la economía y el medio ambiente han de ir "de la mano" porque no es algo entre lo que se pueda elegir. Una buena economía necesita de un medio ambiente saludable, ha considerado. "Para mantener todo lo que importa tenemos que estar en paz con el mundo natural", ha sentenciado la oceanógrafa.

TRAYECTORIA

Conocida como la 'Dama de las Profundidades', Sylvia A. Earle reaalizó su primera inmersión submarina con diecisiete años y aún está en activo. Licenciada por la Universidad de Florida y doctorada en la de Duke, desarrolló su labor investigadora en la Academia de Ciencias de California y en centros universitarios como California en Berkeley, el Instituto Radcliff y Harvard.

Miembro, entre 1980 y 1984, del Comité Presidencial Asesor sobre Océanos y Atmósfera, en 1985 fundó la empresa Deep Ocean Engineering para diseñar, dirigir, apoyar y asesorar sobre sistemas submarinos robóticos y, ya en los noventa, DOER (Deep Ocean Exploration and Research).

En 1990 fue designada científica jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, cargo que desempeñó dos años. En la actualidad es Rosemary and Roger Enrico Chair for Ocean Exploration y exploradora residente de la National Geographic Society (NGS) -Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2006- y presidenta fundadora de The Sylvia Earle Alliance (SEAlliance)/Mission Blue, que puso en marcha en 2008. También forma parte de varios consejos, fundaciones y comités relacionados con la investigación marina y la conservación.

Oceanógrafa, investigadora, gestora y docente, Earle ha dedicado su vida a la exploración e investigación de los fondos marinos y a la conservación de los océanos. Con más de cien expediciones realizadas por todo el mundo y más de 7.000 horas de buceo en relación con la investigación, en 1970 encabezó el primer equipo de mujeres aquanautas durante el Proyecto Tektite, en el que vivieron durante dos semanas a 18 metros de profundidad en las Islas Vírgenes, y tiene un récord de inmersión en solitario a 1.000 metros.

Entre 1998 y 2002 lideró Mares Sostenibles, un programa para estudiar el Sistema Nacional de Santuarios Marinos de Estados Unidos. Desde SEAlliance ha aunado esfuerzos de distintas instituciones, como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1988-, para la expansión de las áreas marinas protegidas y la catalogación de otras, denominadas "Hope Spots", que necesitan protección urgente.

Este proyecto se desarrolla a través de Mission Blue, una iniciativa global que aglutina a más de 200 organizaciones, grupos de apoyo, empresas privadas y equipos de investigación, para reducir el impacto de la actividad pesquera y promover la creación de espacios protegidos.