El acusado de violar a una amiga en su pub de Torrelavega afirma que la relación fue "normal" y consentida

Los forenses indican que los hematomas de la presunta víctima "van más allá del mero consentimiento"

Europa Press Cantabria
Actualizado: lunes, 26 marzo 2007 17:24

SANTANDER, 26 Mar. (EUROPA PRESS) -

Gustavo B.C., acusado de violar a una amiga de la infancia en el pub Plymouth de Torrelavega, que el procesado regenta, ha negado hoy el delito de agresión sexual del que le acusa el fiscal, afirmando que la chica y él mantuvieron una relación "normal" y consentida, que se inició ante la presencia de otros tres jóvenes.

El procesado, de 30 años de edad, se enfrenta a una pena de 9 años de prisión que solicitan tanto la Fiscalía como el abogado particular, bajo la acusación de haber penetrado vaginalmente "al menos" tres veces a la joven, en la mañana del 17 de abril de 2005, hasta que la víctima logró huir.

En su declaración, el acusado indicó que en la madrugada de la fecha de autos se encontró en la cervecería 'El azúcar' con la presunta víctima, R., quien estaba en compañía de una amiga y otro chico, con quienes tras tomar un trago decidieron irse al Plymouth, sumándose durante el trayecto otro chico conocido.

Una vez en el pub, -en el que sólo estaban los cinco jóvenes, dado que estaba cerrado a los clientes, pero Gustavo B.C., al ser el dueño, lo abrió para ellos-, pusieron música y jugaron al futbolín hasta que L., una amiga de la denunciante, se "enrolló" con uno de los chicos y él hizo lo propio con R., según su versión.

Esta circunstancia fue apoyada por los otros dos varones que se encontraban en el bar. Así, mientras que el que ponía la música aseguró ver cómo "Gustavo se enrolló con R. en la esquina de la barra", el otro joven indicó que, al marcharse vio a R. "abrazándole" y "acaramelados, como cualquier pareja".

No obstante, la otra chica, amiga de la denunciante, indicó que no vio a R. realizando ningún gesto de proximidad hacia el procesado. Por su parte, la presunta víctima declaró a puerta cerrada, si bien su abogada confirmó posteriormente a los periodistas que se ratificó en su denuncia.

"En ningún momento ella se opuso", indicó Gustavo B.C., indicando que no se dio cuenta de cuándo se fue el chico que ponía la música, pero sí del momento en que se fue la otra pareja, iniciando a continuación una relación sexual "normal, no brusca" y "en el suelo" del pub, que estaba "muy sucio".

Preguntado por la fiscalía la causa de los hematomas y arañazos que presentaba la joven, el acusado indicó que quizás se debió a que lo hicieron "en el suelo", ya que él tenía también las rodillas "rasponadas", insistiendo en que la relación tuvo lugar "de una forma suave y delicada".

Por su parte, los forenses del Hospital de Basurto que trataron a la joven indicaron que los hematomas de la chica "van más allá del mero consentimiento", indicando también que hubo "forcejeo" y "una lucha más o menos violenta, indudablemente".

Además, indicaron que en la zona genital no se registraron lesiones, lo cual "no excluye en absoluto el empleo de la fuerza", añadiendo que en el momento de la exploración la joven se encontraba "alterada!" y "nerviosa" y no llevaba la ropa interior puesta.

EL PADRE DE LA JOVEN AFIRMA QUE EL ACUSADO ERA "COMO UN HIJO"

Durante la vista oral también declaró el padre de la joven, quien indicó que la relación con el procesado era "como si fuera un hijo", dado que era el mejor amigo de su otro hijo, los cuales actuaban "como hermanos".

"La confianza que tenía en este chico era total", afirmó el padre, tras explicar que el día de autos llamó sobre "las nueve" de la mañana a su hija, al ver que no había ido a dormir, respondiendo ésta que estaba en el Plymouth con el acusado, escuchando ruido de "gente" y "jaleo".

Otra amiga de la denunciante con residencia en Bilbao indicó que al encender el móvil ese día, sobre las dos de la tarde, vio llamadas de R., poniéndose en contacto con ella, la cual se encontraba en el aparcamiento en un estado de gran excitación.

Al bajar, la contó su versión de los hechos, de que cuando se encontraron solos en el Plymouth el acusado "la empezó a forzar", penetrándola varias veces.

La amiga convenció a R. de que debían de ir al hospital, dirigiéndose al de Basurto, comprobando que ésta tenía "millones de hematomas por todos los lados", logrando convencerla también de denunciar el caso, ya que al principio no quería por ser el presunto agresor "un amigo de la familia" y vivir en Torrelavega, "un pueblo muy pequeño".

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