Derrumbe.- El párroco del barrio llama a la "serenidad" y a recordar a las víctimas "para darle rostro" a la tragedia

Actualizado: lunes, 10 diciembre 2007 18:30

Cientos de vecinos abarrotaron la iglesia de la Consolación para despedir a Gumersinda y su hijo Jesús y para arropar al hermano

SANTANDER, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -

El párroco de la iglesia de la Consolación, donde esta tarde se ofició el funeral por dos de las víctimas fallecidas el pasado sábado por el desplome de un edificio, llamó hoy a la "serenidad", aunque los sentimientos puedan mover a "la protesta o la rebelión". Al mismo tiempo, animó a los vecinos, familiares y amigos presentes en la celebración religiosa a recordar a las víctimas, "que tienen nombres, apellidos y una historia", para así "darle rostro a esta situación".

"Los afectados, las víctimas, tienen nombre y apellidos, y eso nos ayuda a no poner una distancia aséptica. Cuando los afectados tienen rostro nos acercamos más, nos duele más. Y cuando nos afecta más, ese apoyo afectivo y efectivo que necesitamos en estos momentos se hace patente. Digamos sus nombres bien alto para que no caigan en el olvido y para que el señor nos escuche", subrayó ante los feligreses.

Cientos de vecinos abarrotaron a primera hora de esta tarde la santanderina iglesia de la Consolación, en la calle Alta, en el mismo barrio de la tragedia, para despedir a Gumersinda Colmenero Carranceja y Jesús Manuel Colmenero, madre e hijo, fallecidos tras el derrumbe del edificio. Mostraron también así su apoyo al otro hermano, que llegó al templo notablemente afectado, rodeado por familiares y amigos y todavía magullado.

Se sumaron asimismo al oficio diversos concejales del equipo de Gobierno de la Corporación santanderina, encabezados por el alcalde, Íñigo de la Serna, y acompañados también por el presidente del PP cántabro, Ignacio Diego.

Algunos de los vecinos asistentes echaron en falta al presidente regional, Miguel Ángel Revilla, y preguntaron por él, al tiempo que aprovecharon también para pedir cuentas a las autoridades presentes por las ayudas para la rehabilitación del barrio, aunque en todo momento los ánimos se mantuvieron sosegados.

El párroco mostró su agradecimiento a todos los presentes, incluidas las autoridades que, según dijo, no tenían ningún espacio reservado en la iglesia. "En el templo de Dios todos somos iguales y los que tienen preferencia son los pobres", señaló.

En su homilía, recalcó que la muerte de Gumersinda y Jesús, no sólo deja en el barrio "tristeza, pena y angustia", sino también "un reto grande". "A buen entendedor, pocas palabras bastan. No voy a decir más, pero tampoco quería decir menos", añadió.

Insistió asimismo en su llamamiento a la calma. "Venimos a apoyarnos y a pedir por Gumersinda y Jesús, y vamos a darnos este respiro, aunque a lo mejor lo que nos surja sea la protesta y la rebelión contra una situación que parece que se veía venir. Vamos a hacer un paréntesis. Vamos a darnos un espacio para serenarnos y buscar la paz", indicó.

MENSAJE DEL OBISPO.

El párroco leyó además una carta remitida por el obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, para trasladar el "afecto, cercanía y solidaridad" de toda la Diócesis en un momento "trágico, lleno de dolor y angustia".

En su misiva, el prelado pide "la vida eterna" para los fallecidos y "consuelo y esperanza cristiana" para todos los demás, para trabajar por una "sociedad más pacífica y fraterna", al tiempo que traslada sus condolencias a Santander y toda Cantabria y su apoyo para el esclarecimiento de lo sucedido. "Mi aliento en su empeño por esclarecer las causas y por conseguir viviendas dignas para todos", concluyó.