El Servicio Cántabro de Salud asume el control y seguimiento de los posibles efectos adversos de los medicamentos

Actualizado: martes, 18 diciembre 2007 11:30

Alrededor de 3.000 profesionales sanitarios de Cantabria participan en el programa de farmacovigilancia para evitar daños a la población

SANTANDER, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Servicio Cántabro de Salud (SCS), a través de la Gerencia de Atención Primaria de Santander-Laredo, ha asumido la gestión de las actividades en materia de farmacovigilancia, que hasta ahora desempeñaba la Dirección General de Ordenación, Inspección y Asistencia Sanitaria de la Consejería de Sanidad.

Se trata de un programa de salud pública que tiene como objetivo la identificación, cuantificación, evaluación y prevención de los riesgos del uso de los medicamentos una vez comercializados, y el seguimiento de sus posibles efectos adversos. Las notificaciones, unidas a las de otros centros españoles y extranjeros, constituyen un sistema de alarma mundial que permite detectar problemas de este tipo con rapidez y evitar daños a la población.

El resultado de este proceso es no sólo la retirada total del mercado de algún producto (este año ha habido 3 casos en toda España) sino también la recomendación de cambiar el tratamiento a un determinado paciente que haya experimentado una de esas reacciones adversas causadas por la medicación, informó el SCS.

Según apuntó el Servicio Cántabro de Salud, "lo interesante" de la asunción de esta competencia es que, a partir de ahora, la gestión de esta tarea la va a llevar a cabo una unidad de Farmacología Clínica formada por dos médicos especialistas, y situada en una Gerencia de Atención Primaria, el primer caso en España, "con las ventajas que este emplazamiento supone".

De un lado --indica-- porque el trabajo se desarrolla desde la instancia en que la mayor parte de la población accede al sistema de salud, con lo cual se puede hacer un trabajo de prevención. Además, se puede disponer de la más completa información de los pacientes que acuden tanto a los centros de salud como a la red hospitalaria.

3.000 SANITARIOS.

El método de trabajo se basa, fundamentalmente, en las notificaciones que 3.000 profesionales sanitarios (médicos, enfermería, farmacéuticos, odontólogos) hacen a la Unidad de Farmacovigilancia a través de una tarjeta amarilla, en papel y también a través de una herramienta informática, en donde se especifican la medicación que el paciente está tomando o aplicándose y los efectos adversos que produce.

La Unidad de Farmacovigilancia, por su parte, estudia cada caso manejando también datos similares registrados en España y en la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, el procedimiento contempla que las notificaciones se incorporan al Centro Coordinador del Sistema Español de Farmacovigilancia. Si se confirma que la asociación entre medicamento y reacción adversa es grave, se emite un informe recomendando la supresión del tratamiento.

Según la última estadística, en Cantabria hubo 193 notificaciones válidas, cifra que representa una tasa de 34,3 por 100.000 habitantes al año, y que sitúa a la Comunidad Autónoma por encima de la media del Sistema Español de Farmacovigilancia, que se encuentra en torno a 20 notificaciones/100.000 habitantes año.

Los órganos o sistemas afectados, en mayor proporción y por este orden, fueron la piel, los trastornos generales, y los sistemas nervioso central y periférico, y gastrointestinal, que en conjunto representan la mitad de las reacciones adversas notificadas. Según esta tabla, la menor incidencia se produce en los trastornos de audición.

FÁRMACOS SOSPECHOSOS.

En cuanto a los fármacos sospechosos de haber producido reacciones adversas, el grupo terapéutico implicado con mayor frecuencia es el de los antiinfecciosos, los antiepilépticos y la terapia cardiovascular, con los hipolipemiantes a la cabeza. Respecto a la gravedad, 4 fueron mortales, 26 graves, y 51 moderadas, entre otras calificaciones.

La mayor parte de las notificaciones provienen de médicos de familia, sobre todo de los Centros de Salud de Torrelavega, debido probablemente a que en ellos se han establecido unos procedimientos adecuados y una mejor coordinación en el trasvase de las notificaciones. Le siguen los médicos de otras especialidades y, en número muy bajo, las oficinas de farmacia.

El SCS destacó que el impulso de la farmacovigilancia en Cantabria coincide con "un movimiento a favor de la seguridad del paciente". Recordó al respecto que el propio ministro de Sanidad, Bernat Soria, declaró días pasados en la inauguración de la III Conferencia Internacional de Seguridad del Paciente, celebrado en Madrid, que dos de cada cien enfermos que acuden a una consulta de primaria sufre efectos adversos, la mayoría relacionados con la medicación prescrita.

La responsabilidad del paciente también cuenta en esta materia, porque "lo correcto" para que los medicamentos produzcan los resultados previstos es observar el número de dosis, los plazos de administración y completar los tratamientos, además de comunicar a su médico las reacciones adversas que aparezcan, explicó el SCS.