VALLADOLID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
El enviado especial de la Unión Europea para los países del sur del Mediterráneo, Bernardino León, ha hecho este lunes un llamamiento a la "flexibilidad" y la "comprensión" a fin de poder "acompañar inteligentemente" los procesos políticos y sociales iniciados ya en algunos de los países de la ribera del Mediterráneo.
León, quien ha participado este lunes en el congreso 'Derechos Humanos y Movimientos Democráticos en el Mundo Árabe' organizado por la Universidad de Valladolid (UVA), ha recalcado la necesidad de tener la "mente abierta" y ser "flexible" para poder afrontar la "principal labor" en la zona, centrada en la actualidad en "acompañar inteligentemente" los procesos iniciados en algunos de los mencionados países y en los que los sistemas de base tribal y religioso constituyen uno de los desafíos.
Tras matizar que las evoluciones que se experimenten en estos países no serán "paralelas ni similares al cien por cien" a las de las sociedades occidentales, Bernardino León ha aseverado que tanto Europa como España deben de hacer "muchas cosas" para contribuir al éxito de los cambios en países como Túnez, Egipto, Libia o Siria aunque, matizó, la experiencia ha demostrado ya que los cambios "impuestos" son, en general, "artificiales" y un "fracaso", como en el caso de Irak.
"Comprender" es, a su juicio, el trabajo a desarrollar por Europa ante la nueva realidad de países como Egipto, nación en la que la revolución social es "más amplia" y que precisará de un cambio sociológico a fin de conducir la transición ya que, añadió, el proceso de evolución en este país tiene que ir al "ritmo" de sus desarrollos sociales.
León, quien ha recordado que se celebrarán elecciones "en un tiempo corto", ha matizado no obstante que el hecho de que los ritmos y las formas de actuar sean distintas conllevarán un "esfuerzo" para entenderlas y acompañarlas.
"El camino a recorrer en el futuro es complejo", ha reconocido durante una comparecencia ante los medios en la que, además, ha apuntado a las de Egipto y Túnez como las revoluciones "más espectaculares" antes de ahondar en la situación de este último país, que ya ha celebrado elecciones y que está aún pendiente de una transición política que se acompaña, en este caso, de una revolución social "muy avanzada" en materias como el papel de la mujer o el peso de la clase media.
Así, el cambio en Túnez, en su opinión, se consolidará "en un plazo corto" de tiempo tras la elección "democrática" de poderes e instituciones, punto en el que recordó que al igual de lo que ocurre en Marruecos o Siria, Túnez contaba ya con un Estado, es decir, con las estructuras básicas.
EL CASO DE LIBIA
El caso contrario es el de Libia, nación con un sistema dictatorial y un poder "unipersonal" en torno a Gadafi que llevó a la desaparición de las "pocas" instituciones existentes antes de su llegada al poder.
El "desafío" allí es, por tanto, "mucho mayor" ante la ausencia de instituciones y un sistema jurídico y se centra en el desarrollo de un Estado y de sus correspondientes organismos, aspecto que León situó a la cabeza de las prioridades, incluidas las derivadas de la guerra civil que ha tenido lugar en los últimos meses.
El enviado especial de la Unión Europea para los países del sur del Mediterráneo, quien sí ha reconocido las consecuencias de la guerra en el seno de una sociedad tribal mantenida durante el régimen de Gadafi, ha advertido del "mucho trabajo" que, para la Unión Europea y la comunidad internacional, exige el anuncio de la convocatoria de elecciones en este país en un plazo de ocho meses.
León, quien ha reiterado la necesidad de "comprender" ante los análisis "un poco precipitados" que llevaron a vincular la 'Primavera Árabe' con el "optimismo" para, "poco a poco", tornar al "otoño" y al pesimismo, ha condenado el asesinato de Gadafi por considerar que ha puesto de manifiesto la existencia, a su juicio no real, de una situación de "nosotros y ellos", a lo que ha sumado la petición de una investigación y la condena de los hechos, que tildó de "brutales y absolutamente condenables".
Siria, donde la represión es "muy grande" por parte del Gobierno; Argelia, donde hay ya abierto un proceso de diálogo para abordar una "transición gradual"; Marruecos, que ha celebrado ya un referendum y próximamente llegarán las elecciones legislativas; Jordania, que cuenta, como Marruecos, con una monarquía constitucional que no obstante conllevará un proceso "largo", y Líbano, que comenzó su proceso de cambio en 2005, se encuentran en una situación muy distinta a la de Bareim y Yemen, países con circunstancias "más complejas".
Todos los países árabes del Mediterráneo son escenarios de procesos de "cierta inestabilidad", según Bernardino León, quien sí ha valorado el momento actual por tratarse de un "cambio histórico muy profundo" y "positivo" centrado en la transformación de estas sociedades "sin interferencias desde el exterior" y hacia la libertad y el respeto de los derechos humanos aunque todo ello precisará, en algunos casos, de plazos de tiempo que podrían llegar a los 20 años.
Las revoluciones, en nada espontáneas y difundidas y alentadas por las redes sociales, han tenido en su opinión un común denominador: la lucha por la dignidad por parte, especialmente, de la población joven, que se ha sentido "abandonada e ignorada" desde el punto de vista social y "sin expectativas" desde el económico por parte de gobiernos que pasaron de la práctica de la corrupción a su "exhibición casi impúdica".
No obstante y pese a las dificultades que acechan en el presente y el futuro, el mensaje de moderación de León --"no debemos de dejarnos guiar por olas de optimismo y de pesimismo"-- tiene una lectura esperanzadora cuando hace uso de ejemplos como los de algunos países del este de Europa, que pese a figuras como la del dictador rumano Nicolae Caucescu, "han avanzado hacia una democracia".