Corsario "lava la cara" a su visión de 'La Maldición de Poe' y la presenta "más sofisticada" desde hoy en Valladolid

Escena de 'La Maldición de Poe' de Corsario
CORSARIO TEATRO

VALLADOLID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -

Corsario Teatro acercará, tras un "lavado de cara", su montaje de títeres 'La Maldición de Poe', estrenado en el año 1994 y que ha sido sometido a un proceso de "sofisticación y complejidad", a la sala Delibes del teatro Calderón de Valladolid desde hoy y hasta el domingo.

Aunque considerado el tercer montaje de títeres de Corsario tras 'Vampiria' y 'Aullidos', 'La Maldición de Poe' fue en 1994 la primera apuesta de la compañía por el títere y, debido a su "ternura", el director, Jesús Peña, decidió concederle "otra oportunidad" y, para ello, someterlo a un "lavado de cara" en el que se ha apostado por la sofisticación y la complejidad.

La historia, basada en los cuentos de Edgar Allan Poe, es la misma que en 1994 pero se ha trabajado, según Peña, en el perfeccionamiento de elementos. "Queríamos que lo que funcionó como trabajo primerizo se convirtiera en un trabajo más sofisticado", destacó antes de hacer mención al "montón de horas" dedicadas a la reconstrucción, por ejemplo, de los muñecos.

El terror y la fantasía son las características fundamentales de los cuentos y poemas de Poe, cuyas referencias más reconocibles son 'El gato negro', donde un hombre se obsesiona con un gato y, queriendo matarlo, mata a una persona; 'Los crímenes de la calle Morgue', donde un enorme simio trata de afeitar a unos ancianos, y el poema 'Annabel Lee', centrado en el amor imposible y trágico de la pareja protagonista.

La renuncia de Peña al texto --permitía, de este modo, poder llevarlo a distintos países donde ha cosechado diversos éxitos como en el caso del Festival Puf de Pula de Croacia-- conllevó un concienzudo trabajo para Teresa Lázaro y Olga Mansilla, dos de las manipuladoras de los muñecos que, según reconocieron, consideran una gran experiencia el trato con los títeres.

En el caso de Mansilla, confesó que siempre se enfrentó a la tarea de manipulación desde su perspectiva profesional, la actoral, de modo que los títeres actuaran como actores y que, de este modo, se movieran, hablaran y comportasen como personas y no como muñecos, lo que facilitó que adquirieran gestos humanos en cuanto, según Lázaro, se alcanzó la fusión entre muñeco y manipulador.

La "nobleza" del trabajo de manipulación, pese los efectos sobre la autoestima que conlleva el hecho de no dar la cara, hace que ambas coincidan ahora en recomendar esta experiencia, "muy placentera", a sus compañeros.

La "precisión" del trabajo que realizan a espaldas de los espectadores lo convierte en 'carne' de película --"por dentro nuestro trabajo es otra película"-- y lo que se ve en el escenario, pese a estar recomendado para público adulto, persigue no obstante "recuperar" a los adolescentes, a quienes el montaje "llega" aun en forma de susto.

'La Maldición de Poe' es, de hecho, el único montaje de títeres de la compañía que se ha proyectado hacia las campañas didácticas para público de ESO y Bachillerato, quienes trasladan sensaciones "muy bonitas" a la compañía, que se ha afianzado en su "empeño" en recuperar a los adolescentes para el teatro.

Corsario ha conseguido con este montaje el Premio al Mejor Espectáculo de la Feria de Teatro de Títeres de Lleida 2010 (Premio del Jurado y de los Espectadores) y el Premio Nube al Mejor Espectáculo del Festival Puf de Pula (Croacia).