El exjuez decano de Valladolid acusado de acometer a dos hijos con un cuchillo alega que tan sólo exhibió el arma

Uno de sus vástagos mantiene que el imputado quiso acabar con su vida e incide en que si no se llega a apartar estaría hoy muerto

Europa Press Castilla y León
Actualizado: lunes, 12 diciembre 2011 15:49

VALLADOLID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -

El exjuez decano de Valladolid José Alberto Rodríguez Carretero, quien ha ocupado hoy el banquillo acusado de acometer en febrero de 2010 con un cuchillo de cocina a dos de sus hijos durante una discusión mantenida en el hotel Felipe IV de la capital, ha alegado que en ningún momento quiso atentar contra ellos, uno de los cuales resultó herido en una mano, y ha precisado que el día de autos, en el que los tres celebraban la junta general de accionistas de una empresa familiar, se limitó a "exhibir" el arma y que sus vástagos respondieron propinándole una soberana paliza.

En su declaración, durante el juicio iniciado en el Juzgado de lo Penal número 3, el que fuera titular de Instrucción número 4 y máximo responsable de los jueces de Valladolid entre los años 2001 y 2002 ha recordado que el incidente se produjo cuando en el transcurso de la referida junta, que se celebraba ante notario en la cafetería del hotel, sus hijos le acusaron, falsamente, de llevar una grabadora dentro de un maletín y anunciaron su propósito de llamar a la policía.

El acusado, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha explicado que en ese momento metió su mano derecha en el maletín y extrajo del mismo uno de los dos cuchillos de cocina que, según él, llevaba casualmente y que esa misma tarde había recogido de una cuchillería, donde los había dejado días antes para que se los afilaran, tal y como ha ratificado la propietaria del establecimiento.

"¡Os estoy grabando con esto!", ha asegurado el exmagistrado que respondió a sus dos hijos mostrando el cuchillo, a lo que éstos, según asegura, respondieron propinándole una paliza en toda regla. "Fui golpeado durante siete u ocho minutos, me dieron de patadas y puñetazos y me rompieron el labio y la nariz", ha indicado Rodríguez Carretero, que ha añadido que quedó prácticamente conmocionado y retenido en el suelo por sus vástagos hasta la llegada de la policía.

El acusado, que ha comparecido con su toga de abogado, ha precisado que por aquel entonces sufría un síndrome ansioso-depresivo que se vio esa noche acentuado hasta alcanzar un "estado de excitación muy grande" con motivo de la discusión previa que mantuvo con el notario, ya que el exjuez se oponía a la celebración de la junta de accionistas por no haber sido convocada legalmente y, por contra, su interlocutor y sus dos hijos pretendían seguir adelante con ella.

UNA MAMPARA ENTRE PADRE E HIJO

Pero el testimonio más impactante ha sido el prestado por José Alberto hijo, el único que se encuentra personado en la causa como acusador particular y que segundos antes de ser interrogado ha pedido que se instalara entre él y su padre una mampara de separación. "¡Lo que no quiero es mirar a esta persona!", ha espetado el testigo, para, a continuación, persistir en su convicción de que el día de los hechos su padre le lanzó una cuchillada a la altura del tórax que sólo sus reflejos le permitieron esquivar.

En este sentido, José Alberto hijo, quien recibió tan sólo un corte en una manga del traje, ha sido taxativo al declarar que la escena de lo ocurrido esa noche le sigue atormetando hoy en día. "!Si no me aparto, yo no estoy aquí!", ha insistido el acusador particular, quien ha relatado que, una vez esquivada la acometida, entre él y su hermano menor, Ramón, quien resultó herido en una mano y se ha acogido a su derecho de no declarar, lograron derribar en el suelo al padre de ambos, inmovilizarle y desarmarle, trámite este último que realizó un médico que se encontraba en la cafetería y que sufrió leves lesiones, totalmente fortuitas, en las yemas de los dedos.

Pero para afianzar aún más la pretensión homicida de su padre, José Alberto ha asegurado que cuando él y su hermano forcejeaban con el exjuez, éste se dirigió a ellos con frases del tipo "¡os mato, voy a acabar con todos!", a lo que ha añadido que el origen del enfrentamiento familiar se remonta a la separación del imputado.

OBSESIONADO CON LA EXESPOSA

De hecho, el testigo ha apuntado que desde la ruptura matrimonial el exmagistrado se encuentra "obsesionado" con retomar la relación, hasta el punto de que no cesa de mandar mensajes a su excónyuge, la sigue continuamente y llega a realizar guardias dentro de su coche frente a la puerta del antiguo domicilio conyugal.

"No está arrepentido para nada de lo ocurrido, todo lo contrario, tiene presentadas multitud de demandas, alguna de ellas para reclamar unos floreros", ha explicado José Alberto hijo, quien ha explicado que por eso la celebración de la junta general de accionistas de la empresa familiar se celebró el día de autos en la cafetería del hotel, "en medio de todo el mundo", en lugar de en una sala privada, debido al miedo que los hijos y la exmujer tenían de que el imputado pudiera cometer una locura.

Incluso el testigo ha dejado caer que la agresión ocurrida en el Felipe IV estaba premeditada, afirmación que ha basado en el hecho de que a posteriori de lo ocurrido apareció en el despacho del exjuez una Ley de Enjuiciamiento Criminal nueva con párrafos subrayados en los que se explicaba cómo actuar ante la policía.

De entre el resto de testimonios destaca igualmente el prestado por el notario que presenció lo ocurrido, quien ha ratificado que el acusado lanzó una cuchillada hacia el abdomen de uno de sus dos hijos, y el de Felipe N.de F, casado con una hermana de la exmujer del imputado, quien ha relatado que una semana antes del incidente coincidió con José Alberto Rodríguez Carretero en un bar y éste le realizó la siguiente advertencia: "¡Nadie sabe de lo que soy capaz de hacer, hay colombianos que hacen trabajos por muy poco dinero!"

El juicio prosigue mañana. Con carácter provisional, el Ministerio Fiscal solicita para el acusado más de siete años de cárcel por dos delitos de lesiones con arma blanca, otros dos de amenazas y una falta de lesiones, junto con el pago de una indemnización de 1.040 euros y la prohibición de residir durante el tiempo de la condena en el lugar donde vivan sus dos hijos.

Por su parte, la acusación particular, tras su intento fallido de juzgar al exjuez por tentativa de homicidio--pedía inicialmente penas de nueve años y nueve meses de cárcel--, interesa una condena global de tres años y un mes de privación de libertad por un delito de tentativa de lesiones, con la agravante de parentesco, y otro delito de amenazas.

Contenido patrocinado