Una exposición muestra en Burgos la sociedad nipona y su concepto de la creación artística

Imagen de la exposición ‘Japón. El pincel y la espada’
FUNDACIÓN CAJA BURGOS
Europa Press Castilla y León
Actualizado: jueves, 20 febrero 2014 16:27

BURGOS 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

La sala de exposiciones de la Casa del Cordón acoge desde hoy hasta el 4 de mayo la exposición 'Japón. El pincel y la espada' de la colección Pietro Gobbi que, organizada por la Fundación Caja de Burgos, invita al visitante a conocer la sociedad nipona y su concepto de la creación artística.

La muestra, motivada por el cuarto centenario de la primera embajada Keicho en España, se compone de 204 piezas que comprenden estampas xilográficas de diversas técnicas, formatos y funciones, entre las que se encuentran pinturas sobre seda, objetos rituales y cotidianos de los periodos Edo y Meiji de los siglos XVII al XX, además de una selección de 32 fotografías coloreadas de finales del siglo XIX.

Entre los autores, destacan creadores japoneses como Hokusai, Utamaro, Junisada o Hiroshige y obras que permiten al espectador a acercarse a algunos de los temas preferidos del arte japonés, como la naturaleza, las historias y leyendas.

El concepto expositivo de la muestra surge del deseo de armonizar el camino del arte y el camino de las armas, unos mundos que comparten un mismo impulso por su necesidad de subsistir.

SENSIBILIDAD ESTÉTICA

La exposición se ha delimitado atendiendo a la sensibilidad estética y la moral de la apariencia y su vigoroso relato en el camino del honor, de tal modo que samuráis y geishas, la naturaleza y la cultura conviven en el espacio expositivo.

Durante el periodo Edo (1615-1868), se realizó una producción artística enormemente plural que tuvo sus epicentros en las ciudades de Kioto, Osaka y Edo. Esta última ciudad se erigió en la capital del arte nuevo, en gran medida gracias a la estampa xilográfica polícroma.

La xilografía se convirtió en omnipresente en el Edo de mediados del siglo XVIII, en el que las estampas eran producidas de forma barata, lo que permitió que llegase a todos los rincones, proliferando así el consumo del arte en Japón.

Estas estampas, conocidas popularmente como pinturas del mundo flotante, eran el reflejo de la cultura de la época y representaban a las mujeres conforme a los cánones de belleza de la época, retrataba a los actores caracterizados en sus papeles más admirados por el público o reconstruían los episodios más celebrados de las historias y leyendas protagonizadas por los samuráis.

Pese a su aparente simplicidad, los artistas de las pinturas del mundo flotante, en las que se empleaban trazos lineales, carentes de sombreados y esfumados, urdieron una compleja estética en la que la distancia entre lo que se ve y su oculto significado real solo podía ser captado por el espectador más avisado.

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