Archivo - Palacio Real de Valladolid, donde Napoleón Bonaparte se hospedó en enero de 1809. - EUROPA PRESS - Archivo
VALLADOLID, 2 May. (EUROPA PRESS) -
Ocho meses después de que el pueblo de Madrid se levantara contra la ocupación francesa y diera origen a la Guerra de la Independencia el 2 de mayo de 1808, un hortelano del convento de San Pablo en Valladolid protagonizó otro incidente antifrancés a pocos metros de donde se hospedaba nada menos que Napoleón Bonaparte, de campaña en España por aquel entonces.
Iniciado el conflicto en España contra la ocupación gala y la imposición en el trono de José I, hermano de Napoleón, el emperador de los franceses entró en España al mando de sus ejércitos a fin de restablecer el orden y acabar con la insurrección que tras la batalla de Bailén ese verano había alcanzado tintes preocupantes para el imperio.
En noviembre de 1808 cruzó la frontera Bonaparte y en su camino por la piel de toro recaló en Valladolid en enero de 1809. Como recoge el historiador Celso Almuiña en la obra 'Valladolid en el siglo XIX', las autoridades locales recibieron al emperador y sus ejército de 4.000 hombres con disparo de cohetes y repique de campanas, si bien la acogida por parte del pueblo fue más bien fría.
Hospedado en el Palacio Real, Napoleón ordenó varios arrestos y ejecuciones, con cinco personas ahorcadas y el resto desterradas a Francia tras recibir la conmutación de la pena.
Asimismo, promovió la delación entre los vallisoletanos de aquellos paisanos que fueran partidarios de Inglaterra y exigió que los representantes locales juraran públicamente su fidelidad y adhesión a los hermanos Bonaparte.
EL CRÍMEN
En este contexto de animadversión popular hacia Napoleón y sus disposiciones, un hortelano del convento de San Pablo, ubicado justo enfrente del Palacio Real, dio muerte a un soldado francés, cuyo cadáver arrojó a un pozo del huerto --emplazamiento en el que hoy se levanta el Instituto Zorrilla--.
Ante este hecho, el emperador de los franceses reaccionó ordenando el secuestro de todos los bienes del convento, así como la disolución de la congregación. Por su parte, el hortelano fue sentenciado a muerte y ejecutado.
Pocos días después, la situación de la guerra en Europa obligó a Napoleón Bonaparte a abandonar España, saliendo de Valladolid a mediados de enero en dirección a Burgos.