Trib.Piden cárcel a una enfermera de Valladolid por suministrar a un bebé por error un medicamento que era para su madre

Actualizado: martes, 21 abril 2009 19:52

El recién nacido sufrió una intoxicación leve, aunque las acusaciones recuerdan que la ingesta accidental pudo desembocar en un coma

VALLADOLID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

El Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid dejó hoy visto para sentencia el juicio celebrado contra la joven enfermera Natalia C.O, empleada en 2006 en el Servicio de Maternidad del Hospital Campo Grande, a la que las acusaciones pública y particular imputaron un delito de lesiones por imprudencia cometido sobre un recién nacido al que, según sostienen, suministró por error un medicamento que debía ingerir únicamente la madre y que produjo una intoxicación leve a la criatura.

El Ministerio Fiscal mantuvo para la enfermera una petición de cuatro meses de cárcel, inhabilitación por un año para el ejercicio de la profesión y 160 euros de indemnización en favor del bebé, mientras que la acusación particular, en representación de los padres del niño, elevó la solicitud a cuatro meses y quince días de prisión, inhabilitación durante dos años y medio y el pago de un conjunto de indemnizaciones que se elevan a casi 3.000 euros, la mayoría para la madre a causa del daño moral ocasionado, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Los hechos se produjeron sobre las 08.30 horas del día 10 de noviembre de 2006 en la planta de Maternidad del Hospital Campo Grande cuando la enfermera imputada, de 20 años, con muy poca experiencia profesional por aquel entonces y que llevaba tan sólo unos quince días trabajando en el centro, entró en una de las veinte habitaciones que tenía a su cargo para atender a una mujer, Rosa Ana M.G, que había dado a luz a un bebé once horas antes.

La principal cuestión a dirimir es si la enfermera dejó sobre una mesa de la habitación un vasito o dedal de plástico con un mililitro de Methergin--es un medicamento que se da a las madres para acelerar la contracción del útero tras el parto y reducir hemorragias--y pidió a la paciente que se tomara la dosis, como así sostiene la imputada, o si por el contrario, fruto de las prisas y de las numerosas habitaciones que tenía que atender, le indicó que dicha sustancia era para que se la diera a su bebé, tal y como afirma la progenitora del niño.

"ROJO COMO UN TOMATE"

El caso es que, por una u otra causa, la madre suministró el medicamento a su hijo y al poco tiempo éste comenzó a llorar de forma desconsolada, sufrió de vómitos, "se puso rojo como un tomate", según recordó la progenitora, y tuvo que ser finalmente trasladado hasta el servicio de Neonatología del mismo hospital, donde una vez comprobado el origen de la intoxicación leve fue sometido a un lavado gástrico. Además, hubo que ponerle una vía y suministrarle suero, monitorizarle para ver su ritmo cardiaco, someterle a análisis de sangre y permaneció en observación dos días.

Durante el juicio, la imputada insistió en que al entrar en la habitación dejó el vasito en la mesilla con 20 gotas de Methergin y se dirigió a la madre para que se tomara la medicación, sin ninguna duda. "Me entendería mal", indicó la enfermera, quien, a pesar de que no tenía obligación de permanecer en la habitación para cerciorarse de que la paciente ingería el medicamento, confesó sentirse "responsable", que no culpable, de lo ocurrido. "No me quedé porque tenía mucho trabajo y veinte habitaciones que atender", alegó Natalia C.O, que achacó lo ocurrido a un error de la madre.

Ésta última, por contra, se ratificó en que suministró la medicación a su hijo tras indicárselo así la acusada. Fue al explicar a su marido que el bebé había empezado a ponerse rojo y muy irritado después de darle las gotas cuando unas enfermeras que estaban en la habitación haciendo la cama y que escuchó la conversación se dieron cuenta de lo ocurrido y se llevaron raudas al bebé a Neonatología.

Las dos acusaciones fueron unánimes al afirmar que la enfermera cometió una imprudencia profesional y omitió los deberes elementales que le eran exigibles, lo que causó una intoxicación leve al niño, al tiempo que recordaron, apoyadas en los informes de los peritos, que de no haber sometido al bebé a un lavado gástrico las consecuencias pudieran haber sido mucho más graves ya que una sobredosis de ese medicamento--ingirió una cantidad veinte veces superior--podría haberle provocado un coma.

Las defensas, la de la enfermera y la de Mapfre y el Hospital Campo Grande, la compañía como responsable civil directa y el centro como subsidiario, pidieron una sentencia absolutoria en aplicación del principio 'in dubio pro reo', en referencia a que las únicas versiones de lo ocurrido son las que proporcionan la paciente y la acusada y "ambas son igual de creíbles".

"La actuación torpe y desafortunada de la madre, que por error suministró el medicamento, es la causa de todo", insistió el defensor de la acusada, al tiempo que recordó que la intoxicación fue muy leve y que el bebé no requirió más que una primera asistencia pero no de posterior tratamiento, con lo que, en su opinión, en el supuesto de una condena únicamente se el podría imputar una falta.