Agro.- Expertos apuestan por los biocombustibles de segunda generación para no encarecer los alimentos

Actualizado: lunes, 24 noviembre 2008 15:31

BARCELONA, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -

Un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) presentado hoy apuesta por la utilización de los biocombustibles de segunda generación para no encarecer los cereales y las oleaginosas. Entre las nuevas alternativas, los expertos señalan la madera, la paja, el aceite reciclado, las algas y los restos de animales que proceden de los mataderos.

El informe, elaborado por los economistas e investigadores de desarrollo rural Jordi Rosell y Lourdes Viladomiu, destaca que entre el 30 y el 65 por ciento de la subida de precios de cereales y oleaginosas en el último año a nivel mundial está relacionado con la producción de biocarburantes.

Según el estudio, entre 1997 y 2007 la demanda de alimentos aumentó un 2 por ciento anual, pero los aceites vegetales crecieron un 5,6 por ciento, el maíz un 3,1 por ciento y el azúcar un 2,4 por ciento.

De cumplirse las previsiones, en 2017 la producción de bioetanol y biodiesel concentrará el 40 por ciento de la producción de maíz de Estados Unidos, el 66 por ciento de la producción de aceites vegetales de la Unión Europea y el 66 por ciento de la caña de azúcar de Brasil.

La casi totalidad de los 87.300 millones de litros de biocombustibles líquidos producidos en 2008 proceden de productos agrarios de uso alimentario. Estados Unidos y Brasil concentran la producción de etanol, y la mayor parte de biodiésel se elabora en Europa y Estados Unidos.

Los biocarburantes, señalan, no son la única causa del aumento del precio, sino que también influyen el ritmo de crecimiento del consumo, las inclemencias meteorológicas y la reducción de las reservas mundiales.

Rosell y Viladomiu plantearon algunas de las dudas sobre la idoneidad de los agrocombustibles y cuestionaron que realmente reduzcan el CO2 teniendo en cuenta el ciclo completo del producto, incluyendo su transporte por las exportaciones. También remarcaron la pérdida de biodiversidad al cambiar el uso agrícola del terreno.

Explicaron que el desarrollo de agrocombustibles ha recibido un fuerte apoyo público a través de exenciones fiscales de los impuestos de los carburantes y las ayudas a fondo perdido en las inversiones en plantas productivas. Actualmente, en España hay 29 plantas de biodiésel y bioetanol y se están construyendo otras 27. Se estima que la subvención supone el 50% de la inversión.

Por ello, consideraron que los biocombustibles de segunda generación comportarían una mayor eficiencia en términos ambientales y energéticos, a la vez que evitarían presionar sobre el precio de los alimentos. Remarcaron la necesaria revalorización de las políticas de autosuficiencia alimentaria en los países en vías de desarrollo para "no olvidar el carácter prioritario de la agricultura".