Barcelona no asume el coste medioambiental del 90% del agua embotellada que consume, según WWF/Adena

Actualizado: miércoles, 8 octubre 2008 18:08

BARCELONA, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

El director de Política Internacional de la entidad ecologista WWF/Adena, Gordon Shepherd, afirmó hoy que Barcelona no paga por el coste medioambiental que provoca la extracción de agua de los manantiales situados en los espacios protegidos cercanos, cuyo consumo representa el 90 por ciento del total del agua embotellada que se bebe en la ciudad.

Tras la rueda de prensa en el IV Congreso Mundial de la Naturaleza sobre el cumplimiento de los objetivos de la Cuenta Atrás 2010 para preservar la biodiversidad, Shepherd defendió en declaraciones a Europa Press que muchos de los barceloneses "no lo saben" pero pagan por la botella aunque no por el coste de la protección de los espacios de la que proviene.

Recordó que el agua del grifo de la capital catalana, que también proviene de áreas protegidas, "es criticada por su mala calidad", algo que se explica porque a medida que se acerca a la ciudad, "pasa por áreas industriales que reducen su calidad", según destacó.

Ante ello, reclamó que las administraciones gestionen las actividades río abajo, además de hacerlo en las zonas naturales. Estos parámetros se reproducen en otras grandes ciudades del mundo que "dependen" de los bosques de áreas protegidas y que conviven con amplias zonas destinadas a la industria.

80 BILLONES DE DÓLARES EN EL MUNDO

Shepherd advirtió de que cada año se pierden unos 80 billones de dólares en el mundo por la biodiversidad que se destruye, un coste que con frecuencia no se tiene en cuenta en las infraestructuras y otras iniciativas que se desarrollan en el planeta.

El directivo de WWF hizo balance junto con el responsable de la Cuenta Atrás 2010, Sebastian Winkler del estado de los objetivos que fija el proyecto para reducir la pérdida de biodiversidad en el mundo, una iniciativa de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), que organiza el congreso.

A falta de 814 días para que termine el 2010, ambos coincidieron en reclamar más esfuerzo a los Estados, y no sólo de los ministerios de Medio Ambiente, ya que en la conservación de la biodiversidad se ven involucradas todas las disciplinas con las que dirimen los gobiernos.

Winkler también vio necesario que las administraciones locales participen en la Cuenta Atrás y que la sociedad civil de los países emergentes exijan a sus gobiernos que se comprometan con los objetivos que marca el proyecto, ya que los ciudadanos son "los únicos" que harán movilizar a estos gobernantes.