Bosque joven de pino rojo, en Vallcebre, en la comarca del Bergued (Barcelona). - OCCC
BARCELONA 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Centre de Recerca Ecolgica i Aplicacions Forestals (CREAF) y la Generalitat de Catalunya han presentado este miércoles el estudio 'ForesTime', que ha analizado los cambios en los bosques catalanes en los últimos 25 años y ha concluido que su capacidad para capturar dióxido de carbono (CO2) ha disminuido un 17% entre el 1990 y el 2014.
"La capacidad de secuestro de carbono se ha visto reducida ostensiblemente en las comarcas de Girona y en algunas zonas de Tarragona, mientras que en los bosques de montaña no se ha producido un cambio perceptible", ha explicado en la conferencia telemática el investigador del CREAF y co-autor del estudio, Jordi Vayreda.
Al mismo tiempo, el estudio ha constatado que la superficie arbolada en Catalunya ha aumentado un 10% en 25 años, que hay un 24% más de bosques densos, y que la biomasa se ha incrementado en un 73%; es decir, que hay más árboles, más juntos y generalmente jóvenes.
"Tenemos una proporción de bosques maduros más que baja; es necesario aumentar la proporción de bosques maduros en el territorio", ha manifestado Vayreda, que ha reivindicado la necesidad de hacer una gestión activa de la gran mayoría de bosques catalanes, poco preparados para un crecimiento natural y sin control.
MENOS AGUA, SETAS Y MADERA
Según los autores del estudio, el crecimiento de los bosques y la poca gestión forestal han provocado que el agua azul o de escorrentía --la que no aprovechan las plantas y llega a los ríos y acuíferos-- sea el servicio ecosistémico que más ha disminuido en los últimos años, con un descenso del 29% en el conjunto de Catalunya.
De hecho, la disminución del agua azul llega a más del 38% en los bosques de interior; en los mediterráneos, situados en las cuencas internas de los ríos catalanes, hasta el 33%; y en las regiones de montaña hasta el 12%; mientras que sólo en algunas zonas Tarragona, el Pirineo y Girona muestran un tímido incremento de la ratio.
Vinculado a este hecho disminuye también la producción de setas --un 1% en el conjunto de Catalunya y hasta un 17% en las zonas del interior--; y mengua la madera que se puede extraer del bosque de forma sostenible --"cosa que puede hacerse sin que afecte a la capacidad de capturar CO2 de los bosques", ha dicho Vayreda-- que cae entorno al 7% durante el período analizado.
UN VALOR POSITIVO
El único servicio ecosistémico estudiado que no ha disminuido ha sido la erosión evitada, que ha aumentado casi un 1,6% desde 1990 hasta el 2014, precisamente, por el aumento de la superficie arbolada y densidad de los bosques catalanes.
Los bosques mediterráneos de las comarcas de Girona y del norte de Barcelona son los únicos que han experimentado una pérdida de esta capacidad (-11%), mientras que en la parte más occidental del Pirineo y los bosques de interior de Catalunya es donde más ha crecido la erosión evitada, un 18% y 20% respectivamente.
Según la Oficina Catalana del Canvi Climtic (OCCC) de la Generalitat, que encargó el 'ForesTime', todos los datos del estudio demuestran que en Catalunya es necesaria una gestión activa de los bosques: "Somos herederos de un pasado de sobrexplotación de los bosques, y eso hace que la opción de la no gestión para el conjunto de las masas forestales no sea una alternativa", ha manifestado el director del CREAF, Joan Pino.