BARCELONA 25 Ene. (EUROPA PRESS) -
El filólogo y medievalista catalán Ernest Marcos acerca al lector en 'La croada catalana' (L'Esfera dels Llibres) a la conquista de Tierra Santa del rey Jaume I para salvar los enclaves cristianos, su aventura "senil", menos conocida y "fruto de un monarca en decadencia", según muchos historiadores, en el marco del octavo centenario de su nacimiento.
La figura de Jaume I que Marcos pone de relieve en 'La última croada' es la de un "maestro consumado de la diplomacia" que marcó los límites de los territorios con lengua catalana y que emprendió su último viaje a Tierra Santa reflejo de "la faceta más idealista" del conquistador.
Por otro lado, Marcos quiere con esta obra hacer hincapié en el rasgo "modernizador" e "innovador" de Jaume I. Era un "auténtico político" y "precursor de las alianzas internacionales y el diálogo de las civilizaciones" que no se dejaba coartar por "los prejuicios de su época", dijo el autor. Asimismo, intentaba "mirar la lógica del Próximo Oriente".
Por ello, Jaume I se alió con "paganos" como los mongoles y "herejes" como los habitantes del Imperio Bizantino para combatir a los mamelucos de Egipto, irritando a sus contemporáneos, el papado y los reyes de Castilla.
Marcos empieza su obra contextualizando al lector. Muestra la situación geopolítica del siglo XIII con la presentación de cinco escenarios: el avance de los mongoles hacia el próximo oriente, el Egipto de los mamelucos, el imperio Bizantino, la Europa Occidental y la Tierra Santa.
Seguidamente, se adentra en la conquista de los catalanes de Tierra Santa, utilizando como fuente la crónica que el propio rey escribió, que también se conoce por los textos contemporáneos de historiadores cristianos y musulmanes.
ABANDONO DE LA EXPEDICION.
Un total de 1.800 catalanes en 21 barcos de la flota catalana zarparon a Tierra Santa --1.000 peones y 800 caballeros--, según consta en el libro de contabilidad de la expedición. Sin embargo, el mal tiempo hizo que el rey abandonara la expedición ocho días más tarde en medio de "la risa generalizada", apuntó Marcos.
Finalmente, dos meses más tarde, cerca de 1.200 catalanes llegaron a Tierra Santa, pero el retroceso del barco de Jaume I hizo que "se viera como un fracaso", señaló Marcos. Tres meses después, los guerreros catalanes volvieron de forma escalonada de la última cruzada cristiana.
Los motivos que llevaron a Jaume I a emprender este viaje podrían ser, según Marcos, "un elemento de presión ante el papado" --quería divorciarse de su tercera esposa que padecía la lepra--, la voluntad de "emular al rey de Francia" y así "frustraría la cruzada del rey francés a Túnez".