BARCELONA, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
El periodista César González-Ruano (1903-1965) "expolió, extorsionó y delató" a judíos y miembros de la resistencia en el París ocupado por los nazis, según revelan la ensayista Rosa Sala y el reportero Plàcid Garcia-Planas en 'El marqués y la esvástica' (Anagrama).
González-Ruano emerge de tres años de investigación en 20 archivos de ocho países como un "jeta" que se vendió a los nazis escribiendo para el ministerio de Goebbels, traficó con salvoconductos falsos y expolió un piso de más de 800 metros cuadrados de un judío huido de París, ganándose la desconfianza tanto de la resistencia como de los regímenes alemán e italiano.
La Francia libre le condenó a la indignidad nacional y a 20 años de trabajos forzados por colaboración con el enemigo, después de que un sastre armenio con el que compartió celda en la prisión militar de Cherche-Midi lo acusara de informar a los nazis sobre los presos, una condena que se ha documentado por primera vez, aunque el propio cronista la citaba en su diario de más de mil páginas: "Quizás es una cuestión de relativismo moral. ¿Lee este país? ¿Cómo lee?", se ha preguntado Garcia-Planas, que ha expresado su perplejidad porque nunca se haya mencionado nada al respecto en los prólogos de ninguna de sus obras.
La obra parte de la acusación del anarquista Eduardo Pons Prades contra González-Ruano, a quien vinculó con una trama en París que acababa con la matanza de judíos en Andorra --ello no se pudo comprobar-- e incluye la narración en tiempo real de la investigación, con sus "fracasos e impotencias".
GANGRENA MORAL
El libro muestra el estado de gangrena moral del París de los años 30, sobre todo en la colonia de españoles afines al régimen nacional, "que se dedicaban a estafar a judíos con la misma tranquilidad de quien baja a tomarse un café", y González-Ruano se revela como un ejemplo de los numerosos periodistas que se vendieron al régimen de Hitler --el camino hacia Auschwitz está lleno de palabras y de linotipias, según Garcia-Planas--.
Los autores han destacado su esfuerzo por poner nombres y trazar las historias de las personas engañadas por González-Ruano, que nunca nombra a los judíos en sus escritos biográficos, y descubrimientos como la existencia de un sexto descendiente ilegítimo de Alfonso XIII, una hija cuya madre fue Carmen de Navascués, tía de la compañera del periodista, que pensaba obtener del rey el título de marqués de Caggigal.
Sala ha considerado que el antisemitismo del periodista, que se presentaba como marqués sin serlo, está conectado con su "sensación de hidalguía, de pertenecer a un grupo humano superior amenazado por una raza inferior judía", y Garcia-Planas se ha referido al debate entre la ética y la estética que suscita su figura, que combina la falta de ética con su pericia de escritor.