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BARCELONA, 13 May. (EUROPA PRESS) -
El escritor madrileño Luisgé Martín explora los flancos de la "permanente insatisfacción" humana en su última novela 'La misma ciudad' (Anagrama).
En la novela, un cuarentón objetivamente feliz aprovecha el caos de los atentados del 11S para abandonar a su familia y cambiar de vida, en una turbulencia de experiencias que le remitirá aprender a saborear los pequeños momentos.
En rueda de prensa en Barcelona, Martín ha explicado que esta historia se le ocurrió leyendo un ensayo sobre estos atentados, que ha aprovechado como escenario para que Brandon Moy dejara a su esposa amada, su hijo ejemplar, su apartamento envidiable y su trabajo de éxito en Manhattan para pasar a una nueva vida llena de intensidad.
El autor ha rechazado que se trate de una novela para cuarentones, ya que alberga una fábula sobre las ganas de alcanzar la felicidad y la "perdurable y necesidad de encontrar algo distinto y evitar la inevitable caducidad de las cosas".
Sin embargo, el autor ha alertado sobre los sueños de intensidad y plenitud que conllevan una sensación engañosa: "La intensidad, por ejemplo en el sexo y las drogas, siempre tiene un más allá y necesita una dosis mayor".
Ante esta búsqueda insaciable de la felicidad, el autor plantea que la vida es como la gravedad: "A uno le puede parecer mejor o peor, pero es así", en lo que en el fondo constituye la resignación de vivir contra el poder devastador que tienen los sueños sobre uno, ha dicho.
El protagonista opta por perseguir sus sueños sin caer en que, cuando los vive, se vuelve a transformar en un mendigo de más sueños, en una lógica budista que propugna que la felicidad no se halla en lo que se consigue, sino en lo que no se desea: "Es la capacidad de prescindir de esos sueños destructores".
RESCATE PERSONAL
Como cierre, el autor asegura que los rescates personales siempre se encuentran dentro de uno mismo, a pesar de los cambios de ciudades y de compañías, al descubrir el personaje que todo sigue careciendo de sentido y que el sentido se encuentra en los pequeños placeres.
No obstante, el recorrido vital de su personaje es "seguramente necesario, en un determinismo que impulsa a cambiar de vida y a jugar aquella carta de romper con todo, tras la que se vuelve a la casilla de salida con mayor conciencia de lo que se tiene.
Martín ha asegurado que esta novela corta es el mejor de sus escritos, al contar con el mecanismo esférico y cerrado de los cuentos y la complejidad psicológica de los personajes de novela, quitando toda la "grasa" sobrante.
De hecho, en esa búsqueda de otras vidas diferentes elogia el oficio de escritor, con el que uno "puede vivir todas las vidas que no ha podido vivir", ha apuntado el autor, quien asegura que ahora es el momento de cambiar de vida, ante la situación económica y social del país.