BARCELONA 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
El escritor valenciano Manuel Baixauli recrea en su última novela, 'La cinquena planta' (Proa), la parálisis total que sufrió el autor días después de haber escrito 'L'home mansucrit', experiencia que desgrana con altas dosis de misterio y fantasía, pese a que todos los acontecimientos están basados en la realidad.
En rueda de prensa en Barcelona, el autor ha explicado que un día salía del cine y sintió un ligero hormigueo en los pies, que fue escalando hasta tomar todo su cuerpo, y dejarle completamente paralizado, "como una piedra" durante 42 días infinitos víctima del Síndrome de Guillain-Barré.
No obstante, el centro en el que ingresó no tenía servicio de rehabilitación, y le mandaron a un antiguo sanatorio de cinco plantas, que recorría a diario, salvo una inaccesible y misteriosa quinta planta, que tenía incluso el botón del ascensor borrado.
Después de esta experiencia y pese a recuperarse totalmente tuvieron que transcurrir unos años en los que el autor no quería ni hablar de su enfermedad porque le traía malos recuerdos, obsesiones que se ramificaban y pesadillas "fantasmagóricas", pero todo ello acabó confluyendo en una primera versión caótica de esta novela.
Una de las grandes conclusiones del escritor tras esta experiencia, es que la felicidad se encuentra en gestos tan sencillos como respirar y beber un vaso de agua: "No es lo que imaginamos", ha reiterado.
NO SON UNAS MEMORIAS
Baixauli tuvo que reorganizarla con la construcción de un mapa, y diversas pinturas, y acabó dando con la versión que deseaba: una que partía de hechos autobiográficos sin ser unas memorias de su enfermedad, ha explicado.
"Tengo la sensación de que no lo he escrito, sino de que me ha sucedido", ha explicado el autor, que ha aclarado que no se trata de una versión literal de su enfermedad, sino que son fragmentos que se intercalan y se interrogan entre ellos, en una conjugación en la que también hay cuentos y fotografías.
Se trata de una historia de ficción en la que también intervienen elementos de misterio de la quinta planta del sanatorio que "voluntariamente muchos ignoraban", así como la vivencia del peor momento de la vida de Baixauli, quien asistía a conversaciones entre enfermeras y doctores, algunas muy banales y llenas de indiferencia hacia él.
"La inmovilidad es muy dolorsa, y los médicos solo vienen cada tres horas", ha relatado el escritor, que ha criticado la dictadura de las máquinas médicas que solamente pitan cuando no hay constantes vitales, pero que no transmiten a las enfermeras la sensación de dolor.