BARCELONA, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -
La bailaora María Pagés llegará al festival de Peralada el 20 de julio con el estreno en Catalunya de la coreografía flamenca 'Una Oda al tiempo' sobre la permanencia, la eternidad y lo efímero, en una reivindicación de la naturaleza como ente global.
En rueda de prensa este martes, ha destacado que la obra está relacionada con la naturaleza de la que los seres humanos se despegan por su vida frenética: "El ser humano es muy pretencioso y vanidoso, como si no fuéramos parte de ella y sometidas a ella".
Ha dicho que la naturaleza es enorme y superior, y no la tenemos en cuenta, sino que la maltratamos: "Vivimos totalmente sin ningún cuidado y atención al tiempo", y aunque ha avisado de que la obra no es ecológica, sí que propone un recorrido por las estaciones, el sonido de los pájaros, el día y la noche y las estrellas.
Pagés ha agregado que se trata de una oda al tiempo que recorre la primavera, el verano, el otoño y el invierno, una mirada muy relacionada con las matemáticas, carrera que estudió la bailaora y también su padre: "Las matemáticas están en la vida, y en la danza está muy presente".
La bailaora, que estrenó esta pieza en los Teatros del Canal de Madrid en noviembre, ha destacado que ha sido un trabajo intenso heredero de su pieza de 2011 'Utopía', que dejó el poso de una idea de eternidad y elevación.
Ha destacado que los ocho bailaores --que aparecen descalzos, con bata de cola y mantón-- y los siete músicos "están impresionantes" en la pieza, que también reflexiona sobre el paso del tiempo como parte de la vida.
EL TIEMPO, UN APRENDIZAJE
"El tiempo no lo puedes coger ni parar, ni aprender. Es un aprendizaje", ha dicho la bailaora, que en cuanto al paso del tiempo ha aconsejado que es necesario acompañarlo y no oponerse a él.
Ha destacado que "el tiempo te regala la experiencia y es el gran valor de la vida", y es algo especialmente importante en el arte, donde ha considerado que el alma, con los años, es más experta y más rica.
En el escenario, un péndulo se mueve desde el principio marcando el tiempo como un metrónomo y como un sol, y los bailarines aparecen con los pies desnudos zapateando, y tanto la luz como la música, la coreografía y la atmósfera traslucen este interés por naturaleza y tiempo.
La bailaora sevillana ha viajado últimamente a Taiwán, Madrid, Japón y Pamplona girando con diferentes piezas con su compañía de 29 miembros, y ha asegurado que un proyecto personal es muy difícil de mantener: "Que te pregunten qué vas a hacer ya es una señal de que te están apoyando", ha zanjado.