BARCELONA 18 May. (EUROPA PRESS) -
La instalación de cinco nuevas gárgolas en la basílica de Santa Maria del Mar en sustitución de las antiguas ha puesto la guinda a la segunda fase de restauración del templo gótico, achacado por filtraciones de agua y por elementos exteriores dañados.
En una visita a las obras, los arquitectos responsables del proyecto, Enric Solsona y Andreu Bosch, han explicado que al recuperar la función de las gárgolas se eliminarán las filtraciones, que no han afectado a la estructura de la basílica, y se asegurará la pervivencia del edificio.
Las obras de la segunda fase empezaron en octubre de 2010 y han finalizado este mes, con un coste de 414.877 euros, y han supuesto la mejora de la protección contra las filtraciones de agua y la restauración de elementos exteriores dañados, como las gárgolas, los guardapolvos --marcos de piedra que envuelven los ventanales-- y elementos estructurales de los ventanales.
La parte más importante de la intervención ha sido la recuperación de los canales que evacuan las aguas pluviales a través de las gárgolas, que se encontraban en desuso al estar taponados y en mal estado; esta intervención ha comportado la retirada de los antiguos bajantes --instalados para evacuar las aguas, que eran impropios al edificio gótico y desfiguraban el edificio y le causaban graves humedades--.
Se han instalado cinco nuevas gárgolas en los puntos donde habían desaparecido, mientras que las más íntegras se han restaurado inspirándose en la forma original sin llegar a ser una copia literal, sino una escultura "volumétrica" que es más difuminada que la original, según las directrices acordadas por el Servicio de Patrimonio Arquitectónico de la Conselleria de Cultura.
También se ha intervenido sobre los antiguos agujeros de la fachada utilizados para la instalación de los andamios de madera en la época gótica, y que actualmente eran usados por las palomas para resguardarse: esta actuación ha permitido rebajar hasta un 80% la presencia de palomas en la fachada de la basílica.
Se han mejorado las cubiertas, que presentaban dilataciones y han tenido que resolverse con vierteaguas de zinc; y también se ha actuado sobre los contrafuertes y muros a base de mortero reforzado.
Estas obras han sido posibles gracias a la firma de un convenio entre la Conselleria de Cultura de la Generalitat, el Arzobispado de Barcelona y la parroquia de Santa Maria del Mar, que prevé una inversión global de 3,36 millones de euros entre 2006 y 2014, aportados a partes iguales entre Generalitat y Arzobispado.
En la fase anterior de la intervención, inaugurada en abril de 2010, se restauró la fachada principal y los campanarios, mientras que en la última se prevé restaurar las cantorías del ábside, el presbiterio y la puerta renacentista del Born --que tiene un lindar con policromía único en toda la basílica -- y mejorar la fachada de la anexa capilla del Santísimo --que empezará en septiembre--.
De hecho, los arquitectos han defendido la pervivencia de la capilla del Santísimo --de 1834--, ya que para ellos todas las épocas "suman" arquitectura y no por ser más joven tiene que ser derruida.
El delegado del Patrimonio Cultural del Arzobispado, Josep María Martí, ha explicado que la basílica recibe tres millones de visitantes al año, por lo que la finalización de esta segunda fase es un "milagro" por el entendimiento alcanzado entre las partes.