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BARCELONA, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) llevará a la Sala Gran, del 27 de febrero al 7 de abril, una versión "más arriesgada y al límite" del western 'Una història catalana'.
Dirigida por el joven dramaturgo Jordi Casanovas --Premi Ciutat de Barcelona 2012--, la obra regresa al teatro tras el éxito alcanzado en su paso por la Sala Tallers hace dos temporadas.
En la presentación del espectáculo, Casanovas ha definido la obra, de gran formato y tres horas de duración, como una "gran historia de aventuras, con personajes épicos y héroes que luchan por la tierra, por la fe y el amor, que no solo son capaces de cambiar su mundo, sino también el entorno que les rodea".
La obra, que transcurre entre 1979 y los años 90, entrelaza tres historias paralelas a cargo de catalanes autóctonos, otros 'charnegos' y uno que ha emigrado y que regresa, representando todos ellos "identidades catalanas" muy distintas, que al final confluirán e incluso lucharán entre ellas.
Se abordan dos décadas de la historia catalana desde la frontera a través de tres tramas que se localizan en el barrio de La Mina --en que 'quinquis' de la época se proponen cambiar la dura realidad que les espera--, la comarca del Pallars --donde se representan el catalán autóctono más rural y asalvajado-- y Nicaragua --en que un guerrillero Pep Cruz se suma a todas las revoluciones posibles hasta que se enamora y por una promesa decide regresar a Catalunya--.
Como novedad respecto a la obra que ya se representó en el TNC y que "dejó a espectadores fuera en casi cada función" --ha recordado el director del teatro, Sergi Belbel--, en esta ocasión el personaje de Pep Cruz cobra protagonismo porque su historia no irrumpe al final sin más preámbulos, sino que se pone el foco en sus aventuras latinoamericanas.
"Es un espectáculo más arriesgado, más loco. Si piensas que vas a la Sala Gran tienes tendencia a hacer lo que ya has hecho y tienes tentación de no hacer nada. Pero hemos hecho cambios, es más grande, y se han movido piezas que sabíamos que han funcionado, pero ahora para mejor", ha observado el director.
Casanovas, autor del texto, ha reescrito partes de la obra para cumplir con el espíritu ambicioso del texto inicial: "Al principio sentía que no había llegado donde debía, y ahora sí que hemos llegado", ha indicado orgulloso el dramaturgo, feliz de que los personajes sean muy cercanos, pero sean extraordinarios a la vez por su capacidad de cambiar una realidad.
En la última hora de espectáculo, cuya representación se ha acortado una semana por los ajustes contra el déficit del teatro, "la emoción está al 120%" y, para que el espectador sienta todavía más esta tensión, gran parte de los espectadores serán invitados a inmiscuirse en el escenario motorizado en que se librará una dura batalla final.
En la historia del Pallars, una mujer se hace pasar por bruja para luchar contra el 'mobbing inmobiliario' que sufre para que los propietarios puedan vender una montaña para convertirla en pista de esquí.
En la del suburbio de la Mina, "unos 'quinquis' que van sobreviviendo vendiendo droga o intentando conseguir dinero con un atraco", y de pronto deciden convertirse en constructores inmobiliarios para cambiar el duro destino que les espera de seguir con la inercia del entorno, explica Casanovas.
"MISTERIO Y SUPERSTICIÓN"
En palabras del actor Pep Cruz, la "misterio, misticismo y superstición" están presentes en todas las historias, en que todos los personajes despiertan simpatías pero no hay ninguno que sea bueno, ha añadido Cruz.
Belbel se ha referido a Casanovas como el "joven dramaturgo catalán más emblemático", y ha destacado que los actores hacen un trabajo de entrega total y absoluta para hacer más intensa la sorpresa final reservada de los espectadores que se acercan todavía más a un escenario monitorizado a cuatro bandas, sin precedentes en el TNC.