BARCELONA 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
El equipo del futuro alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha pedido al Gobierno municipal saliente que frene el monumento de los castellers para estudiar ubicaciones alternativas a la plaza de Sant Miquel, al lado del Ayuntamiento, donde ya han empezado las obras.
Se trata de uno de los primeros proyectos que el futuro gobierno de CiU pone en tela de juicio, aunque tiene claro que quiere construirlo independientemente de la ubicación por la que acabe optando, han confirmado a Europa Press fuentes del nuevo Ejecutivo.
La petición la trasladó formalmente con una carta al gobierno saliente este mismo viernes, sin esperar a la constitución del nuevo consistorio, prevista para el 1 de julio por el retraso que ha motivado el recurso electoral del PP.
El nuevo equipo de gobierno no descarta ningún emplazamiento, tampoco la misma plaza de Sant Miquel, donde los restos de las termas romanas no impedirían su construcción, pero quiere estudiar la ubicación con detenimiento.
Fuentes del Museu d'Història de Barcelona (Muhba) han explicado a Europa Press que las prospecciones han confirmado que puede construirse el monumento con los anclajes sin afectar a los restos, tesis avalada por Patrimonio de la Generalitat.
El monumento, del escultor Antoni Llena, cuesta unos 600.000 euros a las arcas municipales y estará formado por unas finas ramas de acero entrelazadas que forman una torre cilíndrica y que se elevarán 30 metros, por encima del edificio del Ayuntamiento.
Su maqueta la presentó el 20 de diciembre el escultor con el alcalde, Jordi Hereu, un mes después de que la Unesco reconociera los castellers como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La propia escultura, que se está elaborando en Mataró (Barcelona), está ya muy avanzada, y se está haciendo a trozos para que después sean trasladados y montados.
HISTORIA ROCAMBOLESCA
De su ubicación no sólo ha recelado CiU, sino que ha levantado ampollas entre los comerciantes y vecinos de la zona, que han visto cómo el monumento ya lleva consigo una historia rocambolesca.
El consistorio había iniciado los trabajos a mediados de abril, pero tuvo que retirar todos los elementos de obra un par de días después por no tener todos los permisos, y sólo quedaron como testigos las marcas del ámbito de los trabajos y unos agujeros de prospecciones.
Los motivos principales de que se retrasaran era que no había concluido un informe de los servicios arqueológicos y algunos trámites de patrimonio, aunque también faltaba acabar de tramitar el permiso de ocupación de vía pública.
Sin embargo, las obras se retomaron a mediados de mayo en plena recta final de la campaña de las elecciones municipales, y se realizaron las catas arqueológicas, puesto que bajo la plaza hay los restos de las termas romanas.
El enfado de los responsables de la media decena de bares y restaurantes de la plaza ha sido mayúsculo porque el consistorio no les había informado con antelación de las obras, que están junto a las terrazas, y, sobre todo, porque los trabajos coinciden con la temporada de máxima afluencia de turistas.