Edificio histórico de la Universidad de Barcelona - DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS - Archivo
BARCELONA, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los equipos de gobierno de las universidades y el Sindicat d'Estudiants dels Pasos Catalans (Sepc) han asumido con resignación la decisión de la Generalitat de alargar la virtualidad en las clases teóricas hasta la fase cuatro de la desescalada, según han explicado varias fuentes a Europa Press este viernes.
Con esa decisión, los alumnos no volverán a las aulas, sobre el papel, hasta 2021, ya que esa fase empezaría el 4 de enero y el curso universitario se retomará el 7.
La medida supone, por tanto, un mes más de virtualidad de lo que estaba previsto, ya que la última orden estipulaba que las clases teóricas a distancia terminaban a finales de noviembre.
"No estamos de acuerdo", ha sentenciado la vicerectora de Ordenación Académica de la Universitat de Barcelona (UB), Merc Puig.
"Se están perdiendo muchas cosas por el camino: vida académica, crecimiento personal y sociabilidad", ha explicado Puig, que ha recordado que los estudiantes de segundo curso habrán ido a la universidad seis meses en dos años, y los de primero, unas pocas semanas.
Puig ha señalado que el sector universitario es "comprensivo e intenta ayudar", por eso obedece las órdenes de Salud, pero cree que tiene que poner sus quejas sobre la mesa.
El rector de la Universitat Politcnica de Catalunya (UPC), Francesc Torres, ha pedido que la situación no se alargue mucho más: "Si hay una emergencia nos tenemos que adaptar, pero nos gustaría recuperar la normalidad lo antes posible", ha opinado.
Torres ha manifestado que encontrarían "muy preocupante" que no se pueda recuperar una cierta presencialidad en el cuatrimestre de primavera, incluso con aforos limitados.
El rector ha considerado que el hecho de que no se prevea una recuperación de la presencialidad, sin más concreción, hasta la cuarta fase, "envía el mensaje que no pasa nada con la educación superior, que no deja de ser el futuro del país".
A su vez, la rectora de la Universitat Rovira i Virgili (URV), María José Figueras, se ha mostrado igualmente crítica: "Cuesta entender que, si se puede dejar a la gente ir al cine o a actos, no se permita a los estudiantes venir con grupos reducidos, cuando ya se ha visto que no somos ningún foco", ha explicado.
"Hemos sabido ser suficientemente responsables y esperaba que se nos dieran oportunidades para organizarnos sobre nuestra autonomía", ha declarado.
Figueras, de todos modos, ha aceptado la situación: "Lo que tenemos que hacer es obedecer, no tenemos nada que decir".
El vicerector de Comunicación de la Universitat de Girona (UdG), José Antonio Donaire, ha asegurado que su institución "acatará y seguirá, como no puede ser de otro modo", las instrucciones dadas por las autoridades sanitarias para reducir al máximo la evolución de la pandemia.
"Nos habría gustado que en la propuesta que ha hecho Salud, en alguno de los tramos, se contemplara la posibilidad que una parte o la totalidad de las clases teóricas se hiciera de forma presencial", ha lamentado Donaire.
ESTUDIANTES
La portavoz del SEPC, Anna Clua, ha pedido "una apuesta para garantizar la seguridad en las aulas y la presencialidad", ya que la educación virtual, en su opinión, agrava las desigualdades entre alumnos.
"No todo el mundo tiene los mismos recursos, red, ordenador, o espacio para estudiar", ha comentado Clua, que ha pedido más inversión en contratar profesores, frecuencia de transporte público y material desinfectante como garantías de que la presencialidad es segura.
"La universidad es un espacio que va más allá del aprendizaje; es un espacio de comunidad, pensamiento crítico y movimiento estudiantil, y la sensación de participar en un proyecto comunitario se pierde totalmente", ha opinado Clua.