Vecinos del Parc de l'Oreneta de Barcelona reclaman tener voz en el proyecto de la nueva perrera municipal

Europa Press Catalunya
Actualizado: jueves, 30 octubre 2008 15:11

BARCELONA 30 Oct. (EUROPA PRESS) -

Vecinos de la calle Conrad Xalabarder de Barcelona, la más cercana con viviendas a la ubicación que ha propuesto el Ayuntamiento para la nueva perrera municipal en el límite del Parc de l'Oreneta, reclamaron hoy tener voz en el proyecto y se mostraron preocupados por los ruidos y la posible afectación a la higiene del entorno, donde también se concentran varias escuelas.

El Ayuntamiento ha decidido que situará la nueva perrera en este emplazamiento del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. La ubicación del centro, que se llamará Parc d'Acollida d'Animals de Companyia (PAAC), se define después de que el consistorio desistiera de instalarla en el sector de Torreferrussa del término de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona).

En declaraciones a Europa Press, Roger Vilanova señaló que los vecinos no pretenden oponerse "frontalmente" al equipamiento porque se ven "sensibles" a la perrera y a los animales, pero quieren poder opinar. "Nos gustaría haber formado parte de un entorno de opinión", subrayó Vilanova, ya que en caso de que tire adelante el proyecto, tendrán que convivir a diario con la perrera.

INFORMADOS POR LA PRENSA

La vecina Mireia Vilalta afirmó que fueron informados del proyecto municipal por la prensa, ya que no fueron avisados sobre una reunión que el Ayuntamiento convocó para la tarde del martes. "A los cuatro vecinos de esta calle abandonados de la mano de Dios nadie nos ha dicho nada", aseguró Vilalta, quien considera que no reciben suficiente atención del consistorio.

Ellos se encargaron de pavimentar la calle hace unos veinte años y se ven "olvidados" en un lugar donde el Ayuntamiento no pasa a limpiar, aunque este verano tapó algunos agujeros del asfalto y renovó la acera. Además, se trata de una zona que soporta cada día el tráfico de las escuelas Aula y Betània, y, en fines de semana, de visitantes que van al Parc de l'Oreneta.

"Se nos da siempre la información buena, pero en ningún momento se nos dice que prejudicios habrá", lamentó Vilalta sobre el proyecto de la perrera. Su experiencia laboral como profesora de un colegio público de la ciudad le hace temer también por los colegios. "Yo soy maestra y sé como repercuten los ruidos en una clase, y la verdad es que es muy molesto", advirtió.

LADRIDOS, PULGAS Y ABANDONOS

La quinta teniente de alcalde de Medio Ambiente, Imma Mayol, ha garantizado que no habrá ni ruidos ni olores. Esto no convence a los vecinos, algunos de los cuales también temen porque se escapen algunos perros o que algunos barceloneses traigan animales y los dejen al lado del centro, como defendió Ferran Sansa, quien ve "fundamental" la posición que adopten las escuelas.

Algunos padres de la escuela concertada Betània consultados por Europa Press también se mostraron preocupados por el ruido y la higiene. "Cerca de muchas escuelas no tiene porque haber una perrera", defendió la madre Montserrat Huertas, quien teme por la posible proliferación de pulgas, y sentenció: "No me gusta nada".

El padre Josep Pujolà tampoco ve con buenos ojos el proyecto municipal. "Probablemente habría otros espacios más adecuados a nivel de la propia montaña", según dijo, posicionamiento que contrasta con la visión del padre Ramon Motje, arquitecto de profesión.

AHORA HAY PONIES

Según Motje, la propuesta municipal es "un diseño bastante bonito y el lugar es muy adecuado", donde ahora ya se sitúan algunos ponies. Valoró positivamente que se incorpora en el entorno con una cubierta vegetal y que las instalaciones "están muy pensadas para los animales", ya que se prevé habilitar una zona de paseo.

"No me preocupan ni los ruidos ni los malos olores", afirmó, ya que los colegios "son muy grandes y tienen muchos jardines". Además, defendió que las casas están a una distancia lejana. "Las torres individuales, que son las que pueden tener problemas de noche, creo que están lejos", señaló.

Los vecinos que viven en estas casas no piensan lo mismo. "Tenemos miedo, bordarán toda la noche y no nos dejarán ni dormir", aseguró la vecina Maria Huertas, quien considera que ya tienen suficiente con los ponies. "Me parece mal tan cerca de la gente", concluyó su vecino, Ferran Sansa.

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