MADRID, 14 Jul. (Simón Moreno - CHANCE) -
He de reconocer que, cuando me anunciaron que tenía que cubrir el concierto de Iron Maiden de ayer, no me puse a dar saltos de alegría. La última vez que los vi, no me convencieron y, sinceramente, no me apetecía asistir al evento.
A pesar de esto, llegó el día y me encaminé al Barclaycard Center. Entré, tome posición, y me senté a esperar y curiosear. Digno de destacar (como siempre) el montaje escénico. Para la presente gira del último álbum de los británicos (The Book Of Souls) dicho montaje consiste en una especie de ruinas aztecas salpicadas de vegetación selvática. Adicionalmente, durante el transcurso del concierto, las apariciones de "Eddie", tanto en su versión humanizada como en las efigies del fondo del escenario fueron de las mejores que he visto.
Al filo de las 21:00 horas, comenzó a sonar de fondo Doctor, doctor de UFO y el público comenzó a vitorear a la banda sabedores de que, este detalle, anunciaba la inminente entrada en escena de la Dama de Hierro. Llego el momento y el sexteto salió de detrás del decorado tocando If Eternity Should Fail recibiendo una gran acogida por parte de los asistentes. A este tema le siguió Speed of Light pero mi negatividad seguía allí... seguía allí pero, tengo que reconocer, que la banda estaba sonando más que correctamente.
Al término del segundo tema, los arpegios iniciales de Children Of The Damned inundaron el aire haciéndome levantar del asiento. "Ahora viene la prueba de fuego", pensé. Dando saltos, machaque literalmente mis malas vibraciones. Estos son los Iron Maiden que hace tiempo no veía. Esperaba con ansiedad las partes más retadoras a nivel vocal de este tema y, sucedió: Bruce Dickinson se elevó sobre la instrumentación llevando al público a las nubes. Rezaba porque se mantuviera este nivel durante todo el espectáculo y así fue. La banda está muy en forma y Dickinson esta donde tiene que estar.
Luego fueron sonaron tanto clásicos como The Trooper o Powerslave (espectacular) como temas nuevos (The Red And The black o Death or Glory) con mucha pegada y energía. En general, un gran concierto que supero mis expectativas con creces. Como nota al margen, sólo mencionar el homenaje de Bruce Dickinson a Robin Williams en el inicio del tema Tears Of A Clown (tema escrito por Steve Harris inspirado en el desaparecido actor). Todo un detalle.
En fin, no tenía muchas esperanzas de ver un gran espectáculo y me llevé tal sorpresa que me descubrí a mi mismo gritando "Up The Irons!" y comprándome una camiseta del "The Number Of The Beast".
Lo bueno, si es inesperado, ¡tres veces bueno!