MADRID, 4 Jul. (CHANCE) -
Francisco Rivera fue el encargado, con su pregón, de dar el pistoletazo de salida a la Feria de San Pedro de Almonte. El torero, ya retirado, fue el invitado de excepción en la Plaza Virgen del Rocío de la localidad onubense, el pasado jueves. Antes de pronunciar el pregón, Francisco firmó en el libro de honor de Almonte en presencia del alcalde del municipio.
"Mi madre me dejó la mejor herencia, ella me dio tres tesoros, mi medalla, mi vara, y un alfiler que un día un rociero le regaló. Mi madre me enseñó a peregrinar por las arenas, me enseñó la Salve en el Quema, me enseñó a que en Triana se reza al cantar. Me enseñó a coger lirios y romeros, me enseñó el rosario en la raya real. Con ella viví la noche junto al 'sin pecao', a dormirme acunado por la plegaria de una guitarra solitaria en noches de candela bajo las estrellas. Con ella vi romper el día entre nubes de polvo saliendo de palacio, y fue con ella con quien llegué a la ermita y me arrodillé frente a nuestra madre, y juntos lloramos, rezamos y cantamos la Salve, y ahora lo hago con mi hija y le cuento que todo esto me lo enseñó su abuela".
Estas fueron las emotivas palabras del pregón de Francisco Rivera, que tuvo como espectadoras de lujo a su mujer, Lourdes Montes, y a su hija, Cayetana Rivera. Las mujeres más importantes de la vida del extorero vivieron juntas estos momentos tan importantes para él. Ambas guardan una excelente relación, y así lo demostraron compartiendo confidencias y sonrisas en primera fila.
